Espada & Mortero
Guerra
Espiritual
(la batalla equivocada)
Ignacio García
Para poder establecer una doctrina como “guerra espiritual”
y “liberación”,
quienes la promueven y siguen deben necesariamente devaluar, y
hasta anular,
la obra de Jesucristo en la historia de la humanidad.
Con el nacimiento de movimientos religiosos de tipo carismático y
del pentecostalismo fundamental, surgieron también
doctrinas de tipo emocional entre las que se halla la anti-bíblica
enseñanza llamada Guerra
Espiritual, que de guerra no tiene nada y de
espiritual menos. Ligada a ella, puesto que en toda guerra hay prisioneros y
libertadores, se halla la no menos torcida doctrina de la “liberación”.
Dividiré este aporte en dos secciones, en la primera de ellas se
identificará, por su propia definición, esta insana doctrina; la cual será
acompañada de algunas objeciones desde el punto de vista bíblico. En la segunda
expondré por qué se considera torcida esta doctrina dentro del cristianismo
histórico y bíblico.
¿A que se le
llama guerra espiritual?
Para no fallarle y caer en la imprecisión, pongo en boca de los practicantes
de esta falsa batalla palabras que definen tal actividad religiosa. Dicen:
“Cuando nos convertimos a Jesucristo pasamos a formar parte de su
ejército y como tal, debemos de tener bien claro de que nos veremos envueltos
en batalla constantemente. A tales efectos somos enseñados, entrenados y
preparados, no para alcanzar la victoria, sino para mantenerla. Ya el Señor la
ganó; nos corresponde permanecer en ella”.
Fuente: http://www.maran-ata.net/Temas/guerra.htm
A primera vista, si usted lee el texto tal y cómo se exhibe,
todo parece correcto. Las herejías no se hacen de citas falsas, se hacen de
citas verdaderas con equivocada interpretación y aplicación que se les da. Todos
los grupos religiosos que presumen de una doctrina “exclusiva” o algún
movimiento “renovador” en el que se incluyen prácticas de tipo
religioso-emocional, nacen tomando como base pasajes de la Biblia ciertos.
Vistos fríamente, los argumentos y motivos parecen bien fundados, y las
escrituras bíblicas, convincentes. Veamos ahora algunos textos en los se apoyan
los promotores de la guerra espiritual (GE). Tres son las principales
escrituras, a las que sigue un número impreciso de citas igualmente imprecisas.
Veamos:
1) 1 Pedro
5:8 "...porque vuestro adversario el diablo, como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar"
2) Efesios
6:12 "Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino
contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas
de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes".
3) 2
Corintios 10:3-4 "Pues aunque andamos en la carne, no militamos
según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino
poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas".
Éstas, son las Escrituras más o menos precisas a las cuales acuden
los GE para sustentar su doctrina. Por supuesto, un 99% de los practicantes las
repetirán de memoria, sin vacilar y sin dudar cuando usted les pide que citen
la Biblia para avalar su postura.
Si viendo las dos citas principales de sostén para esa “guerra”,
alguien me dice dónde habla de iniciar una zipizape y, aún más, dónde se indica
cuál es la forma de operar esta batalla, entonces estaré mañana mismo tomando
un curso (que los hay y caros) para ingresar a las filas de esos que se llaman
“guerreros de Dios”... Pero no, no hay tales indicaciones.
Siguen, a estas tres citas, otras totalmente fuera de contexto,
forzadas, pero, eso sí, hábilmente manipuladas para hacerlas encajar dentro del
contexto que ellos quieren.
1) 1 Samuel
17:45,47 Entonces dijo David
al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a tí en el nombre de Jehová de los Ejércitos, el Dios de los
escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Y sabrá toda esta congregación
que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla y Él
os entregará en nuestras manos.
2) Zacarias 4:6, "... no con ejército, ni con fuerza, sino
con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos."
3) Mateo
26:41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a
la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Existen muchos más pasajes citados por ellos (véanse aquí mismo
esto en http://www.maran-ata.net/Temas/guerra.htm)
. El lector notará que a medida que los pasajes bíblicos aumentan, más se van
saliendo del contexto que defienden. Citar a Zacarias 4:6 para validar su doctrina de guerra espiritual, es
ya una muestra de su incapacidad para sostener una doctrina sólida; utilizar el
ejemplo de David contra Goliat, resulta aún más absurdo que el pasaje anterior.
Sólo falta que citen a Pedro sacando su espada para cortarle la oreja a Malco. Y yo pregunto: bajo estas propuestas escriturales que sirven de apoyo a su doctrina ¿qué me
impide a mí o a otros crear una doctrina similar, aunque ésta se halle
totalmente fuera de contexto?
Casi todas las doctrinas torcidas operan el mismo error: hacer de
uno o dos pasajes de la Biblia, todo un manual de procedimientos y prácticas
religiosas. Allí, donde por siglos, teólogos, eruditos, filósofos y creyentes
cristianos no han podido ver doctrina alguna que indique una “guerra
espiritual”, los que siguen esta práctica ya la vieron ¡en uno o dos pasajes
bíblicos! Claro, argumentan que “por ser los últimos tiempos”, Dios ha tenido a
bien revelárselos. Habría que hacer aquí todo un estudio de esa otra frase:
“los últimos tiempos”, pero me concreto a seguir con esta guerra.
(Ciertamente, usted ya puede tener una idea de esto en mi artículo
titulado Los Últimos Tiempos, en este mismo
sitio).
Quienes apoyan o simplemente siguen la enseñanza de “guerra
espiritual”, creen que porque citan las Escrituras parcial y arbitrariamente,
ya tienen la verdad y pueden establecer una “nueva” doctrina. Joseph Smith fundador de los mormones, acostumbraba citar Apocalipsis
14:6 “Vi volar por en medio del cielo a
otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la
tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo”.
Y Carlos T. Rusell, de los Testigos de
Jehová, apoyó su “ministerio” en Isaias 43:10, “Vosotros sois mis testigos, dice Jehová”. A
ningún cristiano se le ocurriría decir que porque lo dice la Biblia, tanto Smith como Russel son dignos de
confianza y hay que seguir sus enseñanzas. Pero las armas de estos dos falsos
profetas no difiere mucho de las usadas por quienes se
proclaman partidarios de la “guerra espiritual”. Estoy seguro que si éstos no
hubieran surgido de grupos religiosos de extracción evangélica, nadie les
creería.
En otra definición de “guerra espiritual”, la lucha se magnifica y
ya no es una guerra de satanás contra la persona
individual, sino una guerra de tipo cósmico. Cito:
“¿Qué es la guerra espiritual? Muchas veces hemos oído hablar del
Reino de Dios y del Reino de Satanás. Incluso hemos oído hablar de guerra
espiritual. El plan de Dios en Cristo es establecer su Reino en toda la
creación, no solo en los seres humanos, sino también en las fuerzas
espirituales buenas y malas del universo. El plan de Dios es poner orden y
poner su reino sobre todo lo que ha creado. El plan de Satanás es impedir el
plan de Dios o, al menos, atrasarlo lo más posible. Esta es la guerra espiritual.”
Los proponentes de este tipo de "guerra espiritual"
tuercen pasajes bíblicos tomándolos fuera de su contexto y añaden toda clase de
imaginativas enseñanzas sobre espíritus territoriales, basadas no en las Escrituras sino en supuestas profecías, visitaciones de ángeles,
y aún conversaciones con demonios. Usted puede verificar lo arriba dicho en
este link:
http://www.librolibre.org.ni/DocCa./cateq/catequesis/guerra.html#r2
La definición de esta guerra es tan absurda y anti-bíblica
y manipuladora, que incluye frases como: “Muchas veces hemos oído hablar del
Reino de Dios y del Reino de Satanás. Incluso hemos oído hablar de guerra
espiritual”.
Si usted se da cuenta, sí, es verdad, hemos oído hablar de esos
dos reinos en la Biblia; pero no, como ahí se pone, de la tercera. La Biblia
habla de “no tenemos lucha contra sangre ni carne”, jamás de guerra. El término
“guerra” fue encajado a la fuerza por ellos (más tarde analizaré este término);
ahora nos quieren hacer creer que al igual que los dos reinos anteriores, la
Biblia habla con la misma autoridad de una guerra que sólo ellos ven (como la
vean).
Luego sigue una frase que, en esencia, es parte sustancial de esta
doctrina; sin ella no se podría establecer ninguna “guerra espiritual” (ya
también, más adelante, me ocuparé de este asunto); dicen:
“El plan de Satanás es impedir el plan de Dios”.
Esto es totalmente anti-bíblico por muchas
razones más tarde expondré. Sólo quiero que el lector, el cristiano que conoce
sus Escrituras, piense por algunos segundos acerca de esta absurda declaración
y saque sus propias conclusiones. Para redondear su postura acaban diciendo:
“O al menos para retrasarlo lo más posible”
Esto significa que Dios ya tiene un plan, ya sabe el día y la hora
en que habrá de regresar y juzgar; que sólo Él conoce los tiempos, es soberano,
infinito, todopoderoso .... pero
tiene problemas. Sólo porque a los de la “guerra espiritual” se les ocurre que
Satanás le está haciendo la vida de cuadritos a Dios y atrasando lo que Él ya
sabe va a suceder... Ridículo ¿no?
Lo lamentable de todo es que, al creer en estas prácticas, el
creyente es llevado a ceremonias de liberación de atar-desatar, ¡donde el
diablo es la figura principal del evento!
Las reuniones adoptan límites inimaginables. Un ejemplo de la
guerra contra espíritus territoriales fue visto cuando el ministerio Global Harvest, patrocinó un evento de “guerra” en Éfeso,
Turquía, llamado "Operación Palacio de la Reina". La meta fue
“quebrar el poder de la Reina del Cielo", la cual fue descrita por los
líderes como "el más poderoso espíritu demoníaco gobernante que bloquea la
difusión del evangelio”.
Y pregunto yo: ¿Cómo saben ellos que existe un poder demoníaco
llamado "la Reina del Cielo"? ¿Cómo saben ellos que éste es el más
poderoso espíritu demoníaco en el mundo hoy?. A estas
preguntas, se responde con otra doctrina torcida: lo saben porque “reciben
revelación continua de parte de Dios”. Y para torcerla más bonito, citan las
Escrituras: la reina del cielo de Jeremias 7:18; Jeremias 44:17-25.
Pero no hay que ir a Éfeso para
presenciar estas herejías. Existen muchos ministerios hoy que “atan” y expulsan
demonios de todo: pobreza, tristeza, depresión, cambios bruscos de
personalidad, bulimia, ... párele de contar porque si
no, no acabamos. A veces, “debe darse testimonio” de estas “liberaciones”; se
organizan entonces las famosas marchas: otra práctica popularizada por el movimiento de guerra espiritual,
y que consiste en marchar alrededor de un edificio o una ciudad, etc., para
reclamar “autoridad” sobre esos territorios. Los eventos Marcha por Jesús, que se han
extendido a través del mundo, fueron originalmente establecidos en Inglaterra
por carismáticos con el propósito de hacer guerra espiritual contra espíritus
territoriales. El libro La Marcha por
Jesús, escrito en 1992 por Graham Kendrick (influyente
músico Cristiano Contemporáneo) y Roger Forster (más otros dos) afirma: "Nuestros objetivos
fueron primero y principalmente espirituales. Nosotros queríamos ver un cambio
en la atmósfera espiritual sobre nuestro país".
Como autoridad para hacerlo, citaron la marcha alrededor de
Jericó...Absurdo ¿no? Porque lo mismo pudieron los GE
haber citado la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén o la liberación de Pablo
y Silas de la cárcel... Para el caso, da igual.
El movimiento GE tiene tanto tiempo empleándose en atender a satanás, que se dan lujos tan heréticos como el de la estaca del colonizador Tal vez Usted
no conozca aún esta práctica. Tenga cuidado cuando lo(a) inviten a una de estas
ceremonias; lea su Biblia, pregunte en una iglesia sana.
En esta práctica (que se ha extendido como reguero de pólvora en
ministerios de Centroamérica y México, principalmente) grupos de “guerreros”,
al amparo de la oscuridad, visitan sitios claves en la ciudad donde viven:
edificios del gobierno, instituciones financieras y educacionales, etc. Todo
para desarrollar la siguiente ceremonia: cavan un pozo, entierran un Biblia. Entonces introducen una estaca de unos 50
centímetros de largo en el piso (con "Jesús es el Señor" escrito en
la parte de arriba y versículos de la Biblia en los costados). El lugar es
“ungido” con aceite, y entonces toman la comunión y oran. El director de Pray USA, reclama que es
un "acto profético" por el cual los participantes están
"haciendo una afirmación a Dios y a Satán de que ese territorio pertenece
a Jesucristo; que se está retomando y echando a patadas a los
usurpadores".
Lo anti-bíblico de la guerra espiritual
Como he apuntado antes, las falsas doctrinas nacen acompañadas de
citas bíblicas que parecen darles credibilidad. Ya hemos dicho que, no por el
sólo hecho de dar citas bíblicas la postura doctrinaria debe ser admisible.
Tampoco vamos a poder saber si la doctrina es o no falsa si sólo le damos
vuelta a las citas que ellos repiten incesantemente en defensa de su punto de
vista. El asunto es más grave y más profundo. Fíjese usted en este argumento: Para poder establecer una doctrina como “guerra espiritual” y
“liberación”, quienes la promueven y siguen deben necesariamente devaluar la obra de
Jesucristo en la historia de la humanidad.
Me explico.
1) La obra de
Jesucristo debe volverse inacabada. Cristo dijo: “Conoceréis la verdad
y la verdad os hará libres”. Y Pablo afirma en Romanos
6:18 “Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la
justicia”. Y también, de forma absoluta y tremenda en Romanos
6:22 “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos
siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida
eterna”.
Pero, como se ve, la falsa
doctrina aún nos quiere “liberar” de yugos y ataduras: nos quiere dar una
libertad que en el pasado ya Jesucristo pagó a precio de sangre..
2) La victoria de Jesucristo
debe considerarse parcial, es decir, “Somos más que vencedores” de
acuerdo a la Biblia... “pero no tanto”, según los de la “guerra espiritual. Los
“guerreros” suelen recitar esto: “A pesar de que Jesús venció a Satanás sobre
la cruz, el diablo todavía intenta causar estragos en nuestras vidas, pues sabe
que su tiempo es corto”. Esa frase "a pesar de que Jesús", ya
significa de por sí una blasfemia.
1 Juan
5:4 dice: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y
esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. Aquí se establece
claramente que esta victoria ya ha vencido al mundo. Cristo Jesús venció al
mundo no parcialmente, sino totalmente. Pero los oponentes hablan de que
la victoria aún no es nuestra, que hay que defenderla...¿Acaso
tiene aún Cristo que defender su victoria que es la mía? Entiendo que tenemos
pruebas, debemos esforzarnos, ser fieles, pero la victoria no depende de
nosotros en absoluto. Es ésta la raíz maravillosa del cristianismo: Cristo ya
hizo todo por mí, yo nada tengo que hacer, excepto conocerle a Él y su Palabra
para poder llevar una vida de victoria sobre el pecado.
3) La muerte de Jesucristo debe ser insuficiente. Las múltiples ceremonias, actos de exorcismo, enterramiento de Biblias, gritos, contorsiones, horas dedicadas a “atender” a malos espíritus, y otras prácticas más, sólo demuestran que se siguen esforzando, utilizando recursos y energía, haciendo “obras” (y de las confusas) para ganar algo que Jesucristo ya ganó. Hebreos 7:23-28, afirma: “Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo;(5) porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre”.
Si los propulsores de la “guerra espiritual” obedecieran a estas
cuestiones, a saber: que la obra de Jesucristo es DEFINTIVA, TOTAL Y
SUFICIENTE, poco o nada les queda por hacer; su famosa doctrina se derrumba. Es
desestimando la doctrina de la obra SUFICIENTE de Cristo, que los GE pueden
ocupar un lugar (así sea herético) dentro del movimiento evangélico.
Los
sacadores de espíritus
Pero aún, cuando se les pide que validen la expulsión de demonios,
hablan de que Jesús lo hizo, y prometió que lo harían quienes le siguen; y por
lo tanto, los apóstoles también lo hicieron. Esto es cierto, pero ni Jesús ni
los apóstoles ni quienes sanamente practican la expulsión de demonios, los
anduvieron buscando, o haciéndoles la guerra. Tal vez el ejemplo de Pablo en Hechos
16 nos ilustre acerca de esto. Ahí, una muchacha con un espíritu de
adivinación estuvo molestando a Pablo y Silas por
muchos días (Hechos
16:16-18) Veamos cómo procedió el apóstol y comparemos contra lo que
hacen los de la "guerra":
·
Pablo no la
buscó para expulsarle el demonio
·
No inició con Silas y Lucas una “guerra” en ese pueblo
·
No trajo a la
muchacha a la iglesia y la hizo vomitar y otras cosas para sacarle el espíritu.
·
Lo más admirable
es que esperó y soportó “varios días” antes de cansarse y causarse un disgusto,
antes de efectuar la expulsión. Todo esto demuestra que le era más importante
predicar, enseñar, persuadir a otros el evangelio de Cristo que andar echando
demonios.
Los adictos a GE hacen todo lo contrario. Ahora, podría entenderse
que lo hagan pero con gente que es inconversa, ¡pero lo hacen con quienes ya
han aceptado a Cristo como Salvador! En pocas palabras, su teoría es esta: “En
este hermano no mora el Espíritu Santo como Dios lo prometió: mora un espíritu
inmundo que hay que expulsar con guerra espiritual”. Y otra vez, se observa que
para ejercer su doctrina, tienen que devaluar la obra de Dios. Toda la doctrina paulina se centra en lo
contrario, es decir, en hacernos saber que somos hijos de Dios, herederos de la
promesa, reyes y sacerdotes, justificados por su sangre, más que vencedores,
libres del pecado, etc.
Lo peor no es que la famosa “guerra” se la hagan
entre ellos mismos, y que entre ellos mismos se anden “liberando”, sino que
haciendo esto hablen de que lo hacen en nombre de la “victoria sobre el enemigo”...
Y aquí me nace la duda: si es que de verdad obtienen esa victoria ¿por qué cada
martes o jueves o domingo vuelven a lo mismo? Me parece que es una pregunta que
deben contestar al igual que las otras. Creo que dos o tres sesiones bastarían
para obtener la victoria sobre los demonios y cancelar el asunto para ocuparse
mejor en estudiar su Biblia con más seriedad.
Una
nueva lectura
Quiero volver a las escrituras que sirven como pretexto a los de
la “guerra”, y entonces finalizar. Vuelvo a ellas porque me parece que su uso son el centro del abuso. Hacen que sus seguidores se las
aprendan de memoria, y con esas dos o tres citas, validen, fabriquen,
practiquen y reproduzcan esta falsa doctrina. Quiero que haga usted, lector,
una prueba: pida a cualquiera que defienda esta doctrina que le cite de memoria
los tres pasajes antes aludidos, y que inician así: “Porque no tenemos lucha ... “, “porque vuestro enemigo ... “, “pues aunque
andamos en la carne...”. Tal vez la última cita no se la digan tan rápido, pero
sí las primeras dos: esto es todo con lo que cuentan para sostener su doctrina.
Ahora, pida que les citen a usted de memoria Efesios
6:10-20, 1 Pedro
5:6-11, y 1
Corintios 10:1-7 (todas las citas completas). Se sentirán
confundidos y el 99% no sabrá de memoria esos pasajes de la Biblia, a pesar de
que en el centro de ellos se hallan las citas que han recitado anteriormente,
rápida y velozmente de memoria. ¿Por qué? Porque para lograr afianzar su
doctrina los líderes que enseñan se cuidan que los ingenuos sólo se aprendan
una parte del pasaje e ignoren lo demás: suprimen el contexto, el cual queda
sin interés alguno para ellos: Asómbrese usted: el contexto por sí mismo,
echaría abajo lo que se han aprendido tan eficientemente de memoria.
Por principio de cuenta han adoptado la palabra “guerra” donde no
existe bíblicamente. Creo entender que la palabra “guerra” se toma del pasaje
“porque no tenemos lucha contra sangre ni carne”. En español, por ejemplo,
lucha no siempre significa batalla o guerra. En inglés, la nueva versión
utiliza struggle en vez de fight o battle para denotar una contienda
interna, debatirse con los pensamientos y usarla a manera de “struggle of life”
(lucha por la vida). En griego existen varios términos para referirse a lucha: dseomajui, como oponentes de la deidad (Hechos
5:39); poleméo, como estar en guerra, batallar (en una lucha final, como Apocalipsis
12:7); la palabra agonizorai, habla de una lucha deportiva (1
Corintios 9:25 y 2
Timoteo 2:5).
La palabra "lucha", como tal, aparece en la Biblia en
español sólo 7 veces, 2 de las cuales las hace en Apocalipsis; sólo en este
último posee el sentido de “guerra”.
Tomar como base Efesios
6:12 para inventar una “guerra espiritual”, me parece tan arbitrario
como que algún grupo de hermanos tome
1
Corintios 9:24-25 que dice: “No sabéis que los que corren en el
estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que
lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona
corruptible, pero nosotros, una incorruptible.”, para poner a todos los
miembros de la iglesia a entrenar en un estadio, y entonces llamarlos a una
"guerra deportiva" contra el enemigo de enfrente ¿Cuál es la
diferencia?
La arbitrariedad de las citas (por cierto las únicas) a las que
aluden los GE se debe a su mala lectura de la Biblia. La Biblia no es un libro
para leerse parcialmente y a mi antojo, elegir qué me conviene y qué dejo
fuera. Originalmente, incluso, no poseía versículos ni referencia alguna; así
es que debe leerse como un libro (o carta en su caso) de corrido. Leerla sólo a
pedazos es como leer el Quijote en su única escena contra los molinos y deducir
que se trata de una novela para moler caña, llevar agua a las casas o electricidad
por el movimiento de las aspas.
Si se leen las dos citas bíblicas ya aludidas en su contexto
completo, se verá la debilidad (y falsedad, finalmente) del argumento de la
“guerra espiritual”. Porque las citas no comienzan donde ellos las citan de
memoria, menos aún terminan allí:
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el
poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar
firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre
y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad,
y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del
evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis
apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación,
y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con
toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia
y súplica por todos los santos; 19 y por mí, a fin de que al abrir
mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,
por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo
hablar”.
El contexto indica claramente que lo dicho por Pablo habla de todo
menos una “guerra espiritual”, por lo menos no como la conciben quienes siguen esta
falsa doctrina.
Quiero tomar tres verbos que se hallan en este pasaje para poder
explicar lo siguiente; estos verbos son:
a) fortalecer (tomar fuerza,
poder) en el Señor, no en ninguno que venga llamándose libertador de espíritus
y esas cosas.
b) Vestir la armadura de
Dios; y
c) estar firmes.
Estos tres términos sirven como advertencia de Pablo para señalar
el estado en el que debemos encontrarnos para enfrentar la lucha espiritual que
todo hombre tiene (y que por supuesto es bíblica) En otras palabras Pablo trata
de decirnos: “Existen luchas espirituales, contra potestades en el aire,
demonios, espíritus... Pero estén preparados... con los tres verbos
anteriores”. En vez de enseñar estas tres acciones a sus creyentes, los GE se
centran en mejor darse por no
preparados, sin armadura y totalmente débiles: inician lo que ellos
creen es una batalla. El creyente que no va a esa “guerra” es porque satanás lo ve bien armado de antemano. Es como si México
(pongo a mi país de ejemplo para que no haya problema) fuera y le declarara la
guerra a los Estados Unidos. Aquellos son poderosos, están bien armados, y
siempre vigilan sus fronteras... ¿por qué habría yo de ir a retarlos?
Ahora, la palabra que sirve de enlace a la advertencia de Pablo es
la (siempre y tristemente olvidada) palabra “porque”. La palabra “porque” se
utiliza siempre para dar una explicación de un contexto anterior, una condición
dada, un hecho previsible. Pero aún, cuando los de la “guerra” citan esta
palabra, no dan razón del contexto que le precede. La palabra “porque”
simplemente enlaza a la primera frase: “prepárate, está listo, está firme”
PORQUE “no tenemos lucha carne ni sangre”; en otras palabras: “nuestro enemigo
no es cualquier pelagatos”.
Ahora, de que hay lucha la hay. Pero ¿de verdad se combate ésta
con gritos, pataleos, "en nombres de Jesús", exorcismos, vómitos?
Pablo nos da la clave, la cual los GE no leen jamás. Nunca Pablo habla de
iniciar la guerra; en tres versos (lea usted por favor otra vez el pasaje) el
apóstol habla de mantenernos “firmes” (Efesios
6:11,13,14) Que yo sepa, en el ejército
estar firmes es lo opuesto de escaramuza. Pero tal vez la firmeza habla de
mantenernos de pie, sin caer: más aún se demuestra que no habla de “guerra”
alguna. Sí, en cambio, Pablo habla de “resistir”. Lo mismo dice Santiago
“Resistid al diablo, y él huirá de vosotros”, y “cuando alguien haya resistido
la prueba, recibirá la corona de vida” (Santiago
1:26).
La falsa doctrina de “guerra espiritual”, en su afán de hacerse valer,
anula en el cristiano su capacidad de reconocer pecado, confesarlo y ser libre
por la sangre de Jesucristo. No es nada común oír a alguien decir “son ataques
del enemigo”, cuando en realidad esos "ataques" son producto de su
propia maldad o pecado. El diablo sirve como buen y excelente pretexto para
evadir la responsabilidad moral y espiritual delante de Dios. Ellos creen que
el diablo ataca, uno cae y debe entonces ser liberado de la droga, el alcohol,
las depresiones, la televisión, Madonna, etc. El mismo Santiago habla de las
fuentes verdaderas de estas actitudes: “Cuando alguno es tentado, no diga que
es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él
tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia
es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da
a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”. Y el mismo
Santiago pone en su lugar a los de la “guerra”. La verdadera (esta sí guerra)
es analizada así por el apóstol: “1De dónde vienen las guerras y los
pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones,
las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y
ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo
que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para
gastar en vuestros deleites.”
Un autor cristiano (cuyo nombre hoy lamentablemente no recuerdo)
decía que esta gente vive un 90% de tiempo cuidándose de satanás
y el otro 10% preparándose para cuando necesitan del 90% de tiempo anterior. Es
decir: gastan tiempo y esfuerzo muy valioso en andarse cuidando del enemigo,
más que gozar de su salvación en Jesucristo. Los tiene más preocupado el diablo
mismo, que la lectura de su Biblia, su tiempo de oración y el disfrute general
de la vida con la familia que es un don precioso que Dios nos obsequió.
Otro pasaje tomado totalmente a la ligera, es el de 1 Pedro
5:6-11, que dice:
”Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os
exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él
tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el
diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual
resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van
cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que
nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco
de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea
la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.”
A los practicantes de la “guerra” sólo les gusta una parte de la
Escritura, la otra la ignoran. Ahora es Pedro el apóstol quien nos previene
acerca de nuestro enemigo. Veamos las indicaciones de él:
1) Humillarnos (reconocer que sólo Dios es todopoderoso y capaz de librarnos de todo mal)
2) Echar nuestra ansiedad
sobre Él (no dice que la ansiedad sea un demonio, como sostienen los de la
“guerra”)
3) Ser sobrios. La
palabra es griego es sophron, que denota una atención
mental más que espiritual: una mente atenta para lo que pasa a tu alrededor.
4) Vigila, vela.
Otra vez, la palabra “porque” sirve de puente al contexto
precedente. Quiere decir: debemos guardar un estado de humildad, de confianza
en Dios, de atención mental, de vigilancia, PORQUE “el diablo anda como león rugiente buscando a
quien devorar”. ¿A quien va a devorar: obvio, a quien
no hace caso de las acciones propuestas por Pedro. Es como decirle a un
soldado: allá afuera está el enemigo buscando a quien matar; no seas uno de
ellos: entrena, vigila, está atento. Pero, los GE se atarean más en cuidarse
del león que en prepararse para que éste parezca un gato chimuelo. En vez de
enseñarse a sí mismos y a su gente a la sobriedad de pensamiento, a la humildad
y descargar en Dios todo su peso, se esmeran en ser los líderes quienes hagan
esta tarea por ellos: los exorcizan, los defienden, los oprimen.
Al igual que Pablo, Pedro no habla de iniciar una guerra contra el
león, simplemente dice: “Al cual, resistid firmes en la fe”. Pedro nos hace el
favor de unir dos palabras ya mencionadas antes: resistir y estar firmes: nada
de atacar o comenzar ninguna guerra contra el león.
Lo peor para los GE, es que Pedro no habla en el pasaje de nada de
lo que ellos clasifican como espíritus o potestades en el aire: el apóstol se
estaba refiriendo a otra cosa muy diferente: “Sabiendo que los mismos
padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el
Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después
que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme,
fortalezca y establezca”
Sin siquiera poner punto y aparte o seguido, la Escritura (lea por
favor otra vez) continúa y habla de que ese famoso león obra en nosotros a
través de “padecimientos” en la vida cristiana: si no dice eso, que alguien por
favor me recete unos lentes de mayor graduación. Nunca, jamás, Pedro habla de
opresiones, demonios, espíritus: Satanás quiere vencernos a través de
padecimientos en la vida, lo cual tampoco le es posible, pues, dice Pedro:
“después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione,
afirme, fortalezca y establezca”.
Si Pedro el apóstol habla de padecimientos, los de la “guerra” le
endilgan a la Escritura un inventario sumamente peligroso en donde cada cosa del
intelecto humano, cada emoción, cada sentimiento, es catalogado por ellos como
espíritu demoníaco. Aquí se halla el verdadero peligro de esta doctrina:
personas oprimidas que no lo eran, personas inseguras cuando antes tenían
confianza en sí mismas, padeciendo enfermedades que no se han curado por la
medicina tradicional porque les dijeron que era un demonio que debía ser
expulsado; matrimonios quebrados por una asistencia “espiritual” viciada.
El catalogo del terror
El catálogo demoníaco de esta doctrina, es largo. La lista que
ellos consideran una actitud del demonio es de verdad para temerla: cualquiera
de nosotros encaja en su diagnóstico. He aquí una lista de esto:
Pensamientos
compulsivos Extremadamente baja imagen de sí mismo (indigno, un desastre,
un fracasado - una constante sub-valoración de la
propia identidad.) Constante confusión en el pensamiento (a veces gran
dificultad para recordar cosas) Incapacidad de creer (aún cuando la persona
desea hacerlo) Pensamientos de burla o blasfemos contra la predicación o la
enseñanza de la Palabra de Dios. Distorsiones de la perceptividad
- percibir enojo, hostilidad, en otros cuando no existen realmente - ver
solamente juicio en las escrituras. Horribles pesadillas que causan miedo
(frecuentemente con imágenes demoníacas)
Pensamientos violentos (suicidio, homicidio, incitantes al auto-abuso, etc.)
Sentimientos compulsivos Odio y amargura hacia otros sin motivo justificado Tremenda hostilidad o miedo al encontrarse con alguien involucrado en el ministerio de liberación Profunda depresión y abatimiento (frecuente y periódicamente) Temores irracionales - ataques de pánico - fobias Ira irracional - furia Culpa irracional - auto-condenación extrema
Comportamiento
compulsivo Deseo de hacer lo correcto (incapacidad de sobrellevarlo)
Cambios bruscos de personalidad y actitud (contrastes severos - aparenta
esquizofrenia) Una fuerte aversión hacia la lectura de las escrituras y la
oración (especialmente la del tipo personal)
Un semblante oscuro (mirada de aspecto profundo y duro - contracción de las
pupilas - a veces cambios o contorsiones de los rasgos faciales - Incapacidad
frecuente de mirar a los ojos de los demás directamente
Mentir, exagerar, o robar compulsivamente (a menudo sin saber por qué)
Abuso de drogas (especialmente cuando hay alucinaciones demoníacas)
Obsesiones con la comida - bulimia, anorexia nerviosa
Pecados sexuales compulsivos (especialmente perversiones) Risa o llanto irracional Violencia irracional - compulsión de lastimarse a sí mismo o a otros Verborragia repentina o hablar en una lengua desconocida (generalmente un lenguaje étnico ancestral) Reacciones contra el nombre y la sangre de Jesucristo (verbales o con lenguaje corporal) Inquietud desmedida (especialmente en un ambiente espiritual) Lenguaje incontrolablemente burlón e incisivo Acciones y lenguaje vulgares
Problemas de conciencia Pérdida de tiempo (desde minutos a horas - terminar en un lugar, sin saber cómo llegó allí - hacer cosas regularmente sin recordar después) Somnolencia excesiva al atender asuntos espirituales Demostración de habilidades extraordinarias (Percepción Extra Sensorial o Telequinésis). Se escuchan voces en la mente (que se burlan, intimidan, acusan, amenazan o regatean)
Una voz que habla desde el sujeto - refiriéndose a él o ella en tercera persona Experiencias sobrenaturales - percibir presencias, movimiento o desaparición de objetos, y otras manifestaciones extrañas
Problemas
médicos anormales
Ataques (demasiado duraderos y/o demasiado regulares) Dolor (sin explicación justificada - especialmente en la cabeza y o el estómago)
Dolencias físicas que pueden ser aliviadas inmediatamente por un mandato de autoridad espiritual (ej.: ataques epilépticos, ataques de asma, dolores varios) Interferencia repentina de funciones corporales (temporaria) - zumbido en oídos, incapacidad de hablar u oír, severa jaqueca repentina, hipersensibilidad en el oído o el tacto, repentinos enfriamientos o calor abrumador en el cuerpo, entumecimiento de brazos o piernas, parálisis temporaria
Nota
Si una persona tiene sólo unos pocos de los
síntomas descriptos anteriormente y que no tienen aparentemente conexiones
demoníacas, entonces probablemente no hay mucho de qué preocuparse. Pero si un
gran número de esos síntomas pueden verificarse, hay apariencia de una medida
de opresión espiritual que está teniendo lugar. Esto debería ser verificado.
Después de todo, no hay nada que perder si se hace, excepto el orgullo.
Hasta aquí este catálogo
nefasto de quienes practican guerra espiritual.
Consideraciones al nefasto catálogo
¿De verdad creen estos falsos guerreros que la personalidad
humana, la semejanza con Dios, mis deseos y aspiraciones y obvias depresiones y
ansiedades ¾-de verdad creen que todo esto es
una manifestación demoníaca?
Clasificar el “pensamiento compulsivo (a veces dificultad para
recordar cosas)”, como algo que hay que combatir en el plano espiritual por su
calidad demoníaca, es tarea que se ha asignado a un verdadero ignorante, ya no de
las Escrituras, sino del conocimiento humano en general. Bajo ese esquema de
presuposiciones arbitrarias, la pregunta es entonces ¿quién exorciza a quién?
Por supuesto, la GE siempre tendrá un líder abusivo que se presuma exento de
todos estos males enlistados por ellos mismos: el líder, por ser un “ungido”
del Señor, aprobará cualquier examen que se le haga: saldrá aprobado con respecto a alta auto-estima, memoria
privilegiada, sueños reveladores, etc.
Si usted examina la lista de arriba, sentirá que le cae una pesada
loza encima pues uno cabe en cualquiera de los rubros; no solamente Usted y yo,
sino decenas de personas que le rodean, incluso nuestros líderes y pastores en
la iglesia. Hablar de que “la pérdida de tiempo” es un asunto del demonio, da una
idea de lo falso y pernicioso que resulta este movimiento religioso de los GE.
Lo más grave del asunto es que los GE han usurpado la gracia y
soberanía de Dios para levantar sobre ellas su doctrina. Al hacerlo, han
establecido un ministerio lastimoso, que a su vez degrada al ser humano en su
totalidad. Piense por ejemplo en una mujer embarazada que va a una de esas
iglesias; su condición de embarazo provocará en ella molestias físicas y
emocionales de origen natural: depresión, mal humor, pérdida de la noción del
tiempo, jaquecas, etc. Ahora, imagine a uno de esos pastores GE hablando de que
estas son manifestaciones de alguien que tiene dentro un espíritu inmundo ¿Qué
no pasará por la cabeza y corazón de esta mujer?.
Ahora, imagine a un hombre a quien se le presenta un cuadro de
parálisis que si es atendido inmediatamente por médicos calificados, podrá
sanar. Escuchar a estos ignorantes del GE, y hacer caso a sus mentiras, llevará
casi irremediablemente al enfermo a una situación peor a la anterior.
Hace varios años conocí a un hombre con depresiones profundas, al
grado de la desesperanza total, el fracaso, el todo negativo, la idea del
suicidio. En su iglesia, los GE le diagnosticaron “demonio de la depresión” y
se lo quisieron expulsar: claro, fracasaron. Aún con el fracaso, el liderazgo
(del que él formaba parte) le prohibió alguna otra clase de tratamiento: ir al
médico sería como “negar su fe”. Pasaron tres años. Una vida opaca, triste,
dolorosa. Cansado de tal situación y de que sus oraciones apenas eran oídas por
Dios y, sobre todo, la hilera de fracasos de sus exorcizadores,
el hombre decidió consultar a un médico. Éste le hizo algunos estudios, y lo
envió con un especialista que le diagnosticó depresión clínica mayor. Esto
significa que en su cerebro existía un imbalance de
la función sináptica. Para los que como yo, ignoramos que es esto, diré que la
sinapsis es el medio a través del cual se comunican las células del cerebro
unas con otras; la comunicación se lleva a cabo a través de transmisores de
tipo químico, uno de los cuales (serotonina), en el
caso de ese amigo, no era suficiente para la transmisión, lo que provocaba esos
estados de depresión profunda. Un tratamiento a base de fármacos no adictivos,
junto con una dieta balanceada, fueron suficientes para que este hombre
volviera a gozar de la vida. ¿Cuál demonio? ¿Cuál espíritu maligno?. De haber seguido las instrucciones de sus jefes del GE,
el hombre aún estaría sometido a una enfermedad de verdad llena de sufrimiento.
Así visto, el peligro mayor se halla en la total ignorancia que los profetas del GE tienen de la función natural del cuerpo y de la mente humanas.
Contrario a lo que ellos exponen en sus doctrinas, Dios nos formó
a su imagen y semejanza. Si bien el hombre ha sido destituidos de Su gloria a
causa del pecado, aún conserva su imagen y semejanza (una que puede ser
restaurada). Dios nos dio un físico, un alma y un espíritu. Con la caída del
hombre, las tres partes han sido afectadas. Aún así, bajo condiciones
depresivas, de baja auto-estima, de perversión y culpa, con dolencias y
defectos físicos, Dios nos ha amado y muerto por nuestras culpas y dolencias.
Es esa parte caída, deteriorada y arruinada lo que Cristo desea reconstruir en
nosotros. La salvación sólo garantiza que hemos pasado de muerte a vida (lo
cual es grandioso, lo mejor que nos puede pasar). Pero la salvación no
garantiza que dejaremos de dolernos, de ser acomplejados, de caer en tentación,
de vernos alterados y deprimidos en momentos angustiantes, de llorar y sentir tristeza
e incluso en tener pensamientos suicidas. Dios no
garantiza que nos librará de las tormentas de la vida: garantiza que irá con
nosotros a través de ellas.
Grandes hombres de la Biblia tuvieron, cada uno por su lado, algunos
de los “males” y manifestaciones “demoníacas” que los GE mencionan en esa lista
preparada por algún ignorante (pero seguida a pie juntillas por decenas de
creyentes). Saúl se suicidó, Elías lo quiso hacer, Jonás también; David sintió
temor, confusión, miedo, desesperación, pérdida de tiempo (lea usted los Salmos
que son una suerte de biografía del alma y el espíritu humanos). Job habló
contra Dios y maldijo el día en que había nacido; Jeremías le reclamó con un lenguaje nada
ortodoxo ¿Y qué? Pedro dijo palabras vulgares y el Señor Jesús, para no ir muy
lejos, se enojó contra los fariseos y se angustió hasta la muerte hasta entrar
en una profunda depresión . Y la pregunta es: ¿tenían
todos ellos algún espíritu demoníaco que los llevaba a comportarse así?
La forma en que los GE manejan los asuntos individuales de sus
creyentes, es realmente lamentable. Les hacen creer que no son eso que son. Si alguien tiene baja auto-estima, no le indican cómo levantar
esa estima: lo hacen sentir peor: un endemoniado. Proclaman culpa para las
enfermedades físicas, divulgan vergüenza para quienes emocionalmente requieren
de ser amados, difunden condenación allí donde deberían procurar alivio y
sanidad de las almas. La pretendida lista que hacen de las obras de la carne en
Galatas 5:19-22, no son manifestaciones del demonio como ellos
pretenden, sino consecuencia del propio pecado del hombre. Pero con su doctrina,
promueven la exculpación de sus propia responsabilidad moral y espiritual
delante de Dios: se culpa al demonio de todo lo que pueda sucederles dentro del
ámbito moral: “ataques de Satanás, flechas del maligno, le/me hicieron
caer...”, dicen ufanos estos falsos de la doctrina.
Cuando uno investiga otra de sus practicas
como la “toma de territorios para Cristo”, uno entiende por qué los GE caminan
tan torcidos. ¿De dónde sacaron esta idea de que Dios necesita que “ellos”
especialmente, le “recuperen” territorios tomados por “el enemigo”? Seguramente
que lo aprendieron pero no de la Biblia. En ningún sitio de las Escrituras
(salvo las que imaginan y fuerzan los GE) se habla de tomar territorios en
posesión del diablo. El ejemplo de Pablo y Bernabé, y Silas
en sus viajes misioneros, es ejemplar. Jamás se dice en la Biblia que ellos
trataran de “tomar” las ciudades a las que entraban. Y mire usted que hubieran
tenido razón para hacerlo: idólatras, carnales, alcohólicas; tenían de todo
esas ciudades. En Efeso habitaba la diosa Diana, en
Grecia, un sinnúmero de deidades, y en otras, reminiscencias del culto a Baal.
¿Por qué Pablo no llamó a los hermanos para iniciar una “guerra
espiritual” en contra de Zeus, Diana, Atenea, Júpiter y otros dioses paganos?
¿No acaso eran territorios tomados por el enemigo: culturas y prácticas
paganas? ... No lo hizo porque hubiera sido totalmente ridículo, tanto como lo
son las “guerras” emprendidas por los GE.
Es más ¿por qué Pablo no se exorcizó a sí mismo o pidió a su líder
(¿?) exorcizara de él al mensajero de satanás que le
abofeteaba? En vez de iniciar una doctrina de “liberación” falsa y degradante,
prefirió someterse a la voluntad de Dios: aún ese mensajero tan poco deseado por él, era un instrumento
de Dios en su vida: Pablo demuestra que la soberanía de Dios está por sobre
todo pensamiento y práctica humana.
Los apóstoles fueron golpeados, azotados, amenazados y
vituperados. Eso jamás los condujo tampoco a ceremonias de enterramiento de la
Biblia (claro, entonces no existía el libro), ni clavar cruces en el suelo o
cosas semejantes que más bien parecen practicas propias de la hechicería. Es de
admirar que cuando Pablo y Bernabé habían sido maltratados (apedreados) en Listra y Derbe, al regreso de su
viaje no eligieran una ruta diferente para volver a Jerusalén: volvieron por la
misma ruta donde habían sido amenazados, por el puro hecho de confirmar a los
hermanos. Listra y Derbe
eran un peligro en esta su segunda visita, su vida corría peligro: aun así ni
Bernabé ni Pablo nos enseñan que “hay que tomar esos territorios” del diablo.
Entraron y salieron de aquella ciudad llevando con ellos el fruto de los
primeros cristianos que darían forma a una iglesia y a una doctrina sana: de
ellos debemos tomar ejemplo.
Pero si no es de la Biblia ¿de dónde sacan los GE sus
tergiversadas doctrinas? De los cultos paganos: de los gnósticos que creen en
deidades apostadas en los cielos de territorios ocupables por ellos; de los
babilonios que creían en la existencia de dos fuerzas (demoníaca y divina) y en
la que los practicantes de la religión enfrentaban al mal hasta someterlo, en
tanto que el dios bueno hacía sólo el papel de espectador; de los vikingos que
achacaban todo mal (espiritual y moral) a Loki, el
dios malo, en tanto todo bien provenía de Odín.
Sus creencias y herencia
pagana demuestran la futilidad de esta doctrina. Lo que buscan
los líderes de la GE no es liberar al creyente o territorios ocupados (los que
en su mayoría siguen tan aquejados de malestar y dolor como de un sinfín de
demonios que patrullan sus avenidas), sino que buscan más poder humano. Si no ¿cómo explicar que para un “taller de guerra espiritual” se
cobre hasta 100 dólares por asistencia.... Y los hay que pagan esa cantidad y
más sólo para ser engañados.
Al ocuparme de este tema no evito ni niego la autoridad de la Escritura que habla de una
verdadera batalla espiritual. El asunto no es si Satanás o los demonios
existen. La Biblia enseña literalmente de un ser malvado, el diablo, que se
opone a nosotros, es engañador, seductor, mentiroso. Estamos en lucha
espiritual contra fuerzas espirituales y potestades en el aire. De eso no hay
duda. Como no hay duda que el don de lenguas existe, y pasar al altar resulta
de bendición cuando se hace mesurada y ordenadamente, y lo mismo que una
persona enferma por la que se ora puede ser sanada. Todo es bíblico y no se
minimiza. El asunto es cómo tratar con esos demonios, cómo resistirlos,
tratarlos, no según historias cómicas de “toma de territorios”, enterramiento
de Biblias, gritos, vómitos y demás prácticas
cercanas a lo pagano; sino de acuerdo a la Biblia que es la Palabra de Dios y
como tal no permite ser torcida.
Una doctrina como la GE, filtrada y matizada y devaluada a través
de la propia Biblia, es una doctrina digna de ser examinada para exponer sus
falacias, sus mentiras. Como resultado, tanto los creyentes no envueltos en
este movimiento, como aquellos que lo están, se verán advertidos acerca de una
doctrina viciada.
Remate
En otra aportación me ocuparé de la Armadura de Dios que tanto los
GE se ufanan en predicar y defender. Esa misma armadura debía de servirles para
ceñirse los lomos de Verdad. Este principio de la verdad de Dios en ellos,
evitaría el nacimiento de doctrinas como ésta.
Espero que algún lector, metido en alguna de estas prácticas, pueda ver claramente lo equivocada que es. Pida a Dios le ilumine para conocer la verdad. Acuda a una iglesia sana donde siempre habrá un pastor que lo pueda orientar. Sobre todo, sepa que su salvación incluye la de su espíritu, cuerpo, mente, emociones: Esta salvación ya ha sido ganada por la muerte y resurrección de Cristo, padre amoroso y en extremo cuidadoso, y en quien somos más que victoriosos. No dejemos que otros usurpen el lugar que sólo Cristo debe ocupar en nuestras vidas.