Espada & Mortero
Abuso Espiritual
Ignacio García
El líder de una iglesia abusadora es dogmático, autosuficiente, arrogante
y se convierte en el punto focal espiritual en la vida de sus seguidores.
El líder supone que está más
sintonizado espiritualmente con Dios que nadie más.
Afirma tener una comprensión de la
Biblia que nadie más tiene
Introducción
Este estudio
está basado en las características sobre Abuso Espiritual que han
compilado varios autores interesados en el tema, entre ellos Ronald Enroth,
Jeff Van Vonderen y Pat Sukeran & Proben Ministries. El tema ha sido
enriquecido con otras observaciones propias que extraje de mis lecturas
bíblicas y la experiencia personal de haber experimentado en carne propia entre
gente que practica el abuso.
Uno podría pensar
que las características que se detallarán en este estudio se hallan sólo en las
sectas y cultos, sin embargo, como veremos, éstas existen, desafortunadamente,
en algunos grupos que basan su enseñanza en la Biblia.
En 1 Juan
4:18, dice: “En el amor no hay temor,
porque el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí mismo
castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” Ese perfecto amor puede ser otorgado sólo por
Jesucristo; Él es el perfecto amor. Y perfecto quiere decir, sin miedo, que no
falla, excelente, incondicional, no amenazador, no abusivo, total. Entonces,
parto de la postura del perfecto amor, para preguntar si algunas conductas
asumidas por algunos ministerios (pastores, líderes, familias o grupos de
poder) están de acuerdo, son congruentes, con el perfecto amor, o continúan
intimidando a la gente, engañándola,
abusando de ellas espiritualmente, con doctrinas extrañas a la Biblia.
Pedimos a
Usted ore a Dios para que le revele la Verdad, lea su Biblia para ver si lo que
decimos aquí es lo correcto. Por último, si Usted sospecha que está bajo un
sistema religioso abusivo, sólo marque, subrayando, cada uno de los
puntos que aquí se tratan. Si marca más de 2, usted realmente no está siguiendo
una iglesia y una doctrina sanas. Pida a
Dios que le ayude a hablar con los líderes de su iglesia; dígales que quiere
usted permanecer en ella, pero que ha descubierto que algo no está de acuerdo
al Perfecto amor de Jesucristo.
Características de iglesias que abusan
En su libro Churches That Abuse
(Iglesias que abusan), el Dr. Ronald Enroth analiza cuidadosamente varias
de estas iglesias. Revela los métodos sectarios que usan estos grupos y señala
varias marcas distintivas de las iglesias abusadoras.
Primero, las
iglesias abusadoras tienen un estilo de liderazgo orientado hacia el control.
Segundo, los
líderes de este tipo de iglesias usan la manipulación para lograr la sumisión
total de sus miembros.
Tercero, hay un
estilo de vida rígido y legalista que involucra numerosos requisitos y
detalles minuciosos de la vida diaria.
Cuarto, estas
iglesias tienden a cambiar de nombre a menudo, especialmente una vez que
son expuestos por los medios.
Quinto, la
desaprobación de otras iglesias es frecuente, porque se consideran
superiores a todas las demás iglesias.
Sexto, estas
iglesias tienen un complejo de persecución y consideran que son
perseguidas por el mundo, los medios y otras iglesias cristianas: se llaman
“atacadas por el enemigo”.
La séptima y última señal de las iglesias
abusadoras es la gran dificultad que tienen los miembros para salir
de estas iglesias, un proceso que suele estar marcado por el dolor social,
psicológico o emocional.
*
Las
personas involucradas en una iglesia que parece reflejar estas características
harían bien en evaluar la situación en profundidad y dejar la iglesia, si
corresponde. La permanencia puede aumentar los riesgos de dañar sus relaciones
familiares y multiplica la probabilidad de perder su perspectiva. Los miembros de
este tipo de iglesias suelen desarrollar una visión distorsionada de la
realidad, desconfían de todos, y sufren de estrés, temor y depresión. Algunos
ex miembros llegan a experimentar estas cosas luego de huir de una iglesia
abusadora. Hay también varios casos documentados en los que la relación con una
iglesia abusadora ha llevado a la muerte de personas o sus familiares. Algunas
de estas iglesias tienen redes de muchas iglesias hermanas. En algunos casos,
estos grupos se han separado de denominaciones más tradicionales. En ocasiones,
los nuevos grupos han sido denunciados por la denominación madre. Este tipo de
grupos suelen disfrazarse al cambiar frecuentemente el nombre de su
organización, especialmente ante publicidad adversa. Esta práctica hace que la
verdadera naturaleza de estas organizaciones sea más difícil de determinar para
la persona poco suspicaz.
1.
Postura en Relación al Control (Poder)
Esta característica es la más utilizada por
los grupos abusivos; de ella dependen las demás conductas que son ejercidas por
ministerios no sanos que pretenden basar su funcionamiento en conceptos
“bíblicos”. Esto significa que el líder (puede ser el pastor, los ancianos,
administradores, co-pastores, ujieres, o maestros) pasa mucho de su tiempo
enfocado en enseñar que él posee la “autoridad” dentro del grupo. Tanto el
pastor como los líderes aprovechan cada ocasión para hacer ver a la gente quién
es allí el “ungido”, el varón de Dios, el elegido, el padre espiritual, etc.
¿Por qué este gasto innecesario de tiempo para hacer ver a otros quién es allí
el que manda? Simplemente porque esa “autoridad” no es real o genuina; de otro
modo no habría por qué estarse recordando acerca de esa investidura.
El
líder de una iglesia abusadora es dogmático, autosuficiente, arrogante y se
convierte en el punto focal espiritual en la vida de sus seguidores. El líder
supone que está más sintonizado espiritualmente con Dios que nadie más. Afirma
tener una comprensión de la Biblia que nadie más tiene. O tal vez diga que
recibe revelaciones personales de Dios. Debido a estas afirmaciones, la
posición y las creencias del líder no pueden ser cuestionadas; sus afirmaciones
son concluyentes. Para miembros de este tipo de iglesia o grupo, cuestionar al
líder equivale a cuestionar a Dios. Si bien el líder tal vez no diga esto, esta
actitud se ve claramente por el tratamiento de quienes se atreven a cuestionar
o desafiar al líder quien suele tomar decisiones personales que sólo incumben a
sus seguidores. El pensamiento individual está prohibido; de esta forma, los
seguidores se vuelven dependientes del líder.
El Sistema Piramidal
Estas conductas sólo suceden en un sistema
espiritual que ha desechado las enseñanzas de Pablo en 1 Corintios 12 en donde
se nos dice que “ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en
particular” (1 Corintios 12:27.) El concepto de Cuerpo que ofrece Pablo es muy
simple: pone a Cristo (no a ningún hombre) como cabeza, y a los demás como
partes significativas de ese cuerpo.
En el diagrama, los círculos pequeños
representan a los miembros, dentro de los cuales, naturalmente, existen
ministerios como el de apóstol, maestro, pastor, evangelista, etc. Pero nunca
estos ministerios están dados el uno sobre el otro.
Sin embargo, en la jerarquía de
tipo abusivo, el líder no rinde ¾o tiende a no rendir¾ cuentas a nadie. Aun cuando exista una junta de ancianos, ésta suele
estar formado por personas leales al líder y que nunca estarán en desacuerdo
con él. Este estilo de liderazgo no está avalado por la Biblia. Según la
Biblia, todos los creyentes tienen el mismo acceso a Dios y son iguales ante
Él, porque fuimos salvos por su gracia, y todos estamos bajo la autoridad de la
Palabra de Dios. En 1 Tesalonicenses 5:21 se indica a los creyentes que
analicen todas las enseñanzas contra la Palabra de Dios. Hechos 17:11 dice que
aun el apóstol Pablo estaba bajo la autoridad de la Biblia, y se elogia a los
hermanos de Berea porque verificaron las enseñanzas de Pablo con las
Escrituras. Tanto los líderes como los laicos deben vivir de acuerdo con la
Biblia.
Pero, a fin
de evitar enfrentar este concepto de Pablo, muchos líderes acuden
inmediatamente al Antiguo Testamento. Allí encuentran un montón de ejemplos
para justificar su liderazgo sobre
otros –no al lado de otros. El personaje favorito de estos líderes es Moisés;
en él hallan y hacen que se acomoden todas las cualidades para ejercer un
ministerio impositivo. Así, estos líderes transforman el diagrama de Pablo (de
forma circular) en otro llamado “top-down”, o piramidal (o también
episcopal); un sistema en el que Dios se halla hasta arriba (ya nada más
faltaba que no), luego, y regularmente, el pastor, y de allí una cadena de
“servidores” ¾cada
uno de los cuales tendrá oportunidad de practicar su “unción” a través de una
autoridad que viene, dicen, del que está arriba de ellos. Hasta la mera parte
de abajo se halla el resto de la congregación: “las ovejitas”, a las cuales el
pastor de un sistema piramidal, mira como si fuera Zeus entronado en el Olimpo.
El ridículo
más grande ocurre cuando la esposa del pastor se auto-nombra “pastora”. Sólo
porque es la esposa del pastor, ya también se atribuye este nombre acompañado
de ínfulas de autoridad semejantes, y a veces mayores, a las del marido. Esto es como llamar
“maestra” a la esposa de uno de los maestros de la iglesia, o llamar “doctora”
a la mujer de algún hermano que tiene
este título. Si bien es cierto que muchas esposas de pastores ejercen con
dignidad esta función, lo reprobable es que esa atribución “pastoral” de la
mujer en las iglesias abusivas es “automático”; la mayoría de las veces plagada
de ignorancia. Además, el único lugar en donde Pablo habla de autoridad refiriéndose
a las mujeres, es sólo para decirles que “no le permito a la mujer enseñar o
tener autoridad sobre el hombre…”
(1 Timoteo
2:12)
Todo ocurre
sin sustento bíblico alguno. Cuando a alguno de estos líderes se les pide bases
bíblicas que apoyen esa “autoridad” que se han auto-adjudicado, la mayoría lo
mandan a uno con el pastor; pero el pastor también se guardará de responder
porque, en realidad, no existe ninguna base bíblica para este tipo de
autoridad. Si bien nos va, nos mandan a ya saben donde y con quién: al Antiguo
Testamento y con Moisés.
El Mimetismo del Poder
Ya
se ha dicho que los líderes abusivos echan mano de personajes bíblicos para poder
ejercer su ministerio también abusivo. Lo más peligroso ocurre cuando estos
líderes, para “apoyar” su liderazgo, se mimetizan con algún personaje bíblico.
Mimetizar quiere decir “hacerse igual que”, “uno mismo con”. El predicador o
maestro toma una cita (regularmente del Antiguo Testamento), la lee y la
“explica”, de tal forma que Gedeón llega a encarnae en el pastor mismo quien se hace uno con el personaje
bíblico: el pastor es Gedeón... los 300 que fueron aprobados por Dios, es el
resto de la congregación que debe seguirlo incondicionalmente. José resulta ser
(casualmente) también el pastor de la iglesia quien da de comer a los hermanos
(la congregación). Si se trata de David la emoción sube de tono: el pastor o
predicador se adjudica nuevamente tal personalidad: es, otra vez, el “ungido” que está
predicando, y que ha sido puesto para “pastorear” a los de la cueva de Adulam
(esta vez la congregación se vuelve un montón de desarrapados). Pero el pastor
es también Moisés, marchando delante de los miembros para cruzar el Mar Rojo en
busca de algún edificio nuevo, un camión para “traer” gente a la iglesia, o
simplemente para que alguien se anime a entrar al ministerio del “talento”...
Regularmente, el líder se dice cansado y pide a los creyentes que le “levanten
los brazos” para que pueda seguir sosteniendo su vara. Ridículo de verdad.
Aunque, más peligrosamente aún, el líder
abusivo suele adaptarse (aunque de forma más sublime) a la persona de
¡Jesucristo!. El líder dice a la congregación “floja e indiferente” que él, el
pastor, está esperando que sus miembros “le den de comer a la gente”... que si
ellos no pueden, él, como Cristo, sí podrá.
Esta forma
de hacerse “uno e igual” a los personajes bíblicos es una muestra clara de una
iglesia no sana. Curiosamente, el líder jamás se hará igual a, por ejemplo, Jonás, Saúl o Judas; esos
papeles se los deja a los demás líderes o a miembros que han mostrado algún
tipo de desacuerdos con él dentro de la iglesia.
Cuando el
líder se da cuenta, ya él mismo se cree todas estas aberraciones. Entonces
comienza a predicar cosas como: “Aquí yo soy el único que recibe revelación de
Dios... Ustedes deben confiar en Dios a través de mí; yo sé lo que es mejor
para ustedes; no pregunten a nadie más. Yo tengo la responsabilidad y la carga
de cada uno de ustedes de acuerdo a la Palabra de Dios”.
La Pretendida Autoridad
Los líderes
abusivos basan mucho de su poder de control, en una pretendida autoridad que
viene en escalera desde la punta de la pirámide; obviamente, el pastor es quien
más “directamente” recibe autoridad de Dios, para “ponerse sobre otros”. Este
concepto, naturalmente, está torcido: nace
de no conocer en absoluto las
Escrituras. Un grave problema de quienes practican estos sistemas de abuso es
su poca o nula educación ministerial o que, en el mismo instituto bíblico al
que asistieron, se les inyecta con esta doctrina falsa de la autoridad.
La palabra autoridad, exousia, aparece 38 veces en la Biblia. En el Antiguo Testamento
sólo se usa dos veces, la primera vez en el libro de Esther 9:29, la segunda en
Proverbios 29:2. Existen asimismo las palabras “dominio” y “poder” como
sinónimo de autoridad. En el Antiguo Testamento “poder” o autoridad, se usan
siempre para establecer una relación entre dos naciones, una de las cuales está
sometida a la otra bajo ese dominio o autoridad. Jamás se utiliza para denotar
una relación personal hombre-hombre/mujer.
Ahora bien,
los líderes abusivos jamás enseñan un punto que echaría por tierra sus
aspiraciones divinas: Dios creó al hombre y le dio autoridad sobre todo lo que
hay en la tierra, excepto sobre el hombre mismo. Cuando existe dominio
de una persona a la otra, entonces hay conflictos; a nadie le gusta ser
dominado: por mucho que quien domine se diga “ungido” del Señor. Dicho esto, a
los líderes abusivos sólo les quedan una o dos citas de las Cartas de Pablo
para apoyar su pretendida autoridad, si bien jamás examinan cuál es la
verdadera autoridad que Dios dio a los creyentes. Un examen cuidadoso del Nuevo
Testamento, nos habla que efectivamente, sí tenemos autoridad. Esa
autoridad proviene de Jesús, Él tenía autoridad y la ejerció y nos la dio a sus
discípulos. ¿Pero qué tipo de autoridad es la que Jesucristo practicó? ¿Fue
Jesús un autoritario, es decir, alguien que trataba de controlar emocional y
mentalmente a las multitudes y a su prójimo? Creo que no. Veamos cuál es la
autoridad que Jesús permitió y puso en práctica. Jesús tiene autoridad para:
1)
Hacer discípulos (Mateo 28:18);
2)
Echar fuera de demonios (Lucas 9:1);
3)
Resistir veneno de serpientes y escorpiones (Lucas 10:9);
4)
Hacer milagros (Juan 2:18);
5)
Para juzgar a las naciones (Juan 5:27);
6)
Para tomar su vida de nuevo y resucitar (Juan 10:18); y
7)
Dar vida eterna (Juan 17:2).
En ningún momento Cristo habla de ejercer
dominio sobre otro hombre; Él mismo aborrecía esta práctica. ¿Por qué
tendríamos que creer a pastores abusivos que ellos sí tienen poder y dominio
sobre sus “ovejas”?
Hubo un momento en la vida de Jesús, que surgió esta
pregunta natural en mentes naturales: ¿Quién es (será) el mayor en el Reino de
los Cielos? Cuando eso sucedió Jesucristo les tenía una sorpresa:
“En aquel tiempo se
llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de
los cielos? Y llamando Jesús a un niño,
le puso en medio de ellos, Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis,
y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humillare como
este niño, éste es el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18:2-4).
La pregunta era muy simple ¿Quién va a mandar sobre quién en el reino de
los cielos y ahora, entre nosotros, aquí, cuando Tú te vayas? La respuesta de
Jesús es sorprendente: ¡El mayor en el reino será el que se humille y tenga un
corazón de niño, sin malicia ni doble sentido! ¿Tienen ese corazón y actitud
esos líderes que más bien parecen capataces sobre las ovejas?.
La duda persistió. Los discípulos como que no se conformaban; humanamente
deseaban tener dominio sobre sus compañeros. Así es que Jesús les tuvo que dar
otra lección. Con esta nueva enseñanza, los sacó de su sistema de creencias,
anuló todo concepto de lo que era dominar al otro: los dejó fríos; así como
deja bufando de impotencia a esos líderes abusivos que creen tener carta de
propiedad sobre la congregación. Justo en su condena contra los fariseos, en
Mateo 23, Jesús hace resaltar, precisamente, el papel del dominio del uno sobre
el otro, y dice:
El que es el
mayor de vosotros, sea vuestro siervo.
Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será
ensalzado. (Mateo 23:12).
Pero aún no bastaba: los discípulos se hicieron los desentendidos. Entonces Jesús se puso de ejemplo:
“Y
hubo entre ellos una contienda, quién de ellos parecía ser el mayor. Entonces él les dijo: Los reyes de las gentes se enseñorean de ellas; y
los que sobre ellas tienen potestad, son llamados bienhechores: Mas
entre vosotros, no será así: antes el que es mayor entre vosotros, sea como
el más joven; y el que dirige, como el
que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el
que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Y
yo soy entre vosotros como el que sirve. (Lucas 22:24-27).
Los líderes abusivos
siguen en la contienda preguntándose ¡quién es el mayor!. Obviamente, en la
contienda final el pastor abusivo se
adjudica ese título, y deja que los demás se disputen el resto de los puestos.
Muchos de esos pastores, para validar esa su falsa autoridad, tuercen esta
Escritura; insisten en decir que ellos tienen una autoridad especial. Toman el
texto fuera de contexto y, carentes de todo conocimiento exegético, dicen:
“¡Ah!, pero la Escritura dice que aún así, existen mayores y menores, y,
entonces, yo soy el mayor”. Pobres, no entienden el significado de mayor/menor
como se utiliza en el original griego: no se trata de un “más grande” o “alto”
en el sentido jerárquico, sino de más o menos humildad o disposición, para
obrar en el Reino de Dios de manera funcional.
2. Manipulación
Este tipo de
autoritarismo falso y anti-bíblico debe ser protegido y cuidar que no vaya a
ser puesto en tela de juicio por algún miembro entendido en las
Escrituras.
Las iglesias abusadoras se caracterizan por la manipulación
de sus miembros. La manipulación es el uso de fuerzas exteriores para lograr
que otros hagan lo que alguien quiere que hagan. Aquí la manipulación se usa
para hacer que las personas se sometan al liderazgo de la iglesia. Las tácticas
de manipulación incluyen el uso de la culpa, la presión de sus
semejantes, la intimidación y las amenazas de juicio divino de
Dios por la desobediencia. A menudo, se lleva a cabo una dura disciplina
pública para promover el ridículo y la humillación.
Otra táctica es la filosofía del "pastoreo".
Según se practica en muchas iglesias abusadoras, esta filosofía requiere que
cada miembro responda personalmente ante otra persona de mayor experiencia. Uno
debe revelar todos sus pensamientos y sentimientos personales a esa persona y
discutir con ella sus decisiones futuras. Esta información personal no se usa
para ayudar al miembro sino para controlarlo. Sutilmente, al
creyente se le aconseja que se busque un “tutor” entre algunos miembros más
antiguos; se les convence a la tutoría con ejemplos tan absurdos como los de
Josué bajo el mando de Moisés o Eliseo como seguidor de Elías.
Otra forma de control es el aislamiento. Las
iglesias abusadoras pueden interrumpir el contacto entre un nuevo miembro y su
familia, amigos y toda otra persona no asociada con la iglesia. ¡Qué diferente
es este estilo de liderazgo del liderazgo de Jesús, el Buen Pastor, quien
conduce a sus ovejas amorosamente, amablemente, humildemente y con sacrificio!
Una de las
tácticas más abominables es la del espionaje. El pastor o líder
recomienda a algunos de sus incondicionales ya probados, que vayan y “espíen” a
quienes no hablan bien del pastor. Así, se pone al hombre (a un hombre común y
corriente y con todas las debilidades humanas), en un pedestal. Las
sugerencias, reprimendas y diatribas de los que defienden y espían para el
pastor, son de un tono más o menos así: “No hables mal de tus líderes porque si
lo haces te va a dar lepra como les dio a Aarón y María”. La “ovejita” que no
entiende nada de Aarón ni de María (porque la enseñanza bíblica que se le da no
alcanza para que sepa quiénes son estos personajes), agacha la cabeza y con
gran culpa se retira del lugar.
Otra vez, si
uno pide explicación de esta conducta dentro de la iglesia a uno de los líderes
espías, éste tampoco cree entender si lo que hace (esa “doctrina”) es correcta
o no ¾él
simplemente “obedece” al “ungido”. Lo peor: con el tiempo y por costumbre, la
congregación y líderes zalameros del pastor llegan a creer que todo lo que se
hace y práctica allí ¡se encuentra en la Biblia... creen que así lo ordenan las
Escrituras! A su vez, el pastor, perpetua el engaño al colocar en puestos de
liderazgo sólo a gente que se “somete” a su autoridad sin cuestionar nada.
Obediencia, Sometimiento, Sujeción
En los
sistemas abusivos, los líderes estarán preocupados acerca de lo que la gente
hace, bajo una fórmula que se lee: lo
que haces = lo que mereces. Es decir, el miembro es interrogado acerca de
su trabajo, sus entradas financieras... todo lo relacionado al dinero. Si el
miembro resulta ser candidato a ser “diezmador de primera”, inmediatamente (sin
mediar análisis espiritual de por medio) se le hace candidato para un puesto
dentro del liderazgo. Si el miembro no resulta ser tan “solvente
económicamente”, la “investigación
curricular” del miembro, se transforma en un instrumento de información para
conocer cuánto tiempo libre puede emplear ese miembro trabajando para el
“ministerio” del pastor y su familia. Cuando los líderes preguntan al miembro
qué hace, en qué trabaja, cómo gasta su tiempo, no es porque quieren
considerarlos y tratar de ayudarlos, sino para decirles frases como: “No
trabaje tanto, Dios va a proveer si sirve a la iglesia (y a la casa del pastor)
más de lo que sirve a su trabajo secular”.
Comienza
entonces un “estira-y-afloja” con el propósito de convencer a la oveja a que
dedique tiempo a “servir en el ministerio”. Si esto no funciona por las buenas
se echa mano del concepto de obediencia, sumisión, sujeción, con el
apoyo que emana del punto No. 1: “Tienes que obedecer al varón que Dios nos
puso como líder en todo lo que él te diga, sin preguntar.” Esta idea de obediencia, cuando por no estar
ejecutada bajo el concepto bíblico, se ejerce de forma humillante, deshonesta y
con un sentido de explotación a la “oveja”, que muchas veces llega a la
ignominia.
El sistema
abusivo ha perdido, bajo el sistema piramidal, el verdadero concepto de la obediencia.
Los pasajes en los que se basa este tipo de control a la obediencia se hallan
en Romanos 13:1, 1 Pedro 5:5 y Hebreos 13:17. Sin duda que son de suma
importancia y hay que ponerlos en práctica en nuestra vida cristiana, sólo
que los líderes abusivos los leen mal y sin el equilibrio debido. Por ejemplo,
muy rara vez los líderes mencionan Hechos 5:29 en donde se nos dice que “es
necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”, o Jeremías 17:5 “Maldito el
hombre que confía en el hombre, y aparta su corazón de Jehová”.
Por otro
lado, pocos o ninguno de los creyentes obedientes dedica el tiempo suficiente
para analizar lo que en la Biblia quiere decir la palabra “obedecer”. Peor
están los abusivos que están convencidos que han sido llamados para humillar a
otros, porque, dicen, esa conducta se halla en la Biblia. Por ejemplo cuando
leen en Hebreos 13:17 “Obedecer a vuestros pastores y sujetaos a ellos”, creen
que estas son reglas que sus adeptos deben seguir a pies juntillas.
Pero veamos
más claramente a la luz del significado real lo que se quiere decir con las
palabras obedecer y sujetar. De acuerdo a la Greek-Hebrew Key Word Study Bible, la
palabra usada es un verbo que significa: convencer
(por un argumento verdadero o falso); por analogía, pacificar o reconciliar; también
significa confiar en, fiarse de, acuerdo, seguridad, confianza. Finalmente:
ser persuadido.
La mayoría
de los líderes abusivos confunden la magnesia con la gimnasia. Empeñados en ser
igual a Dios (o por lo menos estar jerárquicamente debajo de él, o convertirse
en la boca del Señor), toman la obediencia a Dios como obediencia a su
auto-impuesta “autoridad”. Pero también fallan, porque en la Biblia, la palabra
que se utiliza para obediencia a Dios, es shêma, significa: oír inteligentemente (a menudo, con
implicaciones de atención, discernir,
testificar, comprender).
Como se ve, en ningún momento “obedecer”
quiere decir que alguien da una orden y el otro la acata sin pensar, sin
preguntar, sin analizarla o juzgar si esa orden es correcta desde el punto de
vista bíblico o no. Eso a los líderes no les interesa; una de las frases más
usadas por los sistemas abusivos es aquella que dice: “el pastor dice que esto
es mandatorio, así es que obedezcan”.
El Nelson's Illustrated Bible Dictionary,
dice que “Obediencia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, está
relacionada con la idea de escuchar. Obediencia es una
respuesta positiva, activa a lo que una persona escucha. Dios convoca
a las personas a una obediencia activa a Su revelación. La falla del hombre en
desobedecer a Dios (no escuchar atentamente y no analizar lo que Dios le dice)
ciertamente resulta en juicio para el hombre”. [el subrayado es mío].
La otra
frase que usan los abusivos es “someter/sujetar”. Los autoritarios creen que
esto equivale a que la “oveja” tiene que agachar la cabeza y hacer todo lo que
se le mande, pues está bajo una cadena de mando que viene desde Dios, pasa por
el pastor y termina con un ujier o cosa semejante. La palabra someter y
aparece en griego siete veces en el Nuevo Testamento; dos se refieren a la
sujeción de la esposa al marido, una a Dios, una a las autoridades del mundo, y
tres a los líderes. Al examinar estas últimas citas nos damos cuenta que poseen
dos partes y no sólo una como algunos
líderes abusivos las quieren hacer pasar; porque los abusivos toman la parte
que les conviene, y desechan la otra.
La primera
cita se halla en 1 Corintios 16:16: “Os
ruego que os sujetéis a personas como ellos” Pero ¿a quién hay que
sujetarse así? ¿Quiénes son ellos?. Los versículos anteriores en este
pasaje, son los que se comen los
abusivos; el verso 14 dice: “Todas vuestras cosas sean hechas con amor”,
y el 15, dice que “porque ellos se han
dedicado al servicio de los santos”. Estos son dos requisitos, condiciones
o señales que indican a quién debe darse obediencia en las cosas de Dios. No
podemos estar obedeciendo ciegamente a quienes se dedican a utilizar a otros
para llenar sus expectativas financieras y personales. Ahora, el final del
verso 16 (que también se comen los abusivos), dice: “así también [sujétense] a los que ayudan y trabajan”. Un signo casi
equívoco de los abusivos es que, dada su tremenda “autoridad” sobre otros,
dedican la mayor parte de su tiempo a NO HACER NADA (eso sí, con mucha
discreción)
La otra cita es Hebreos 13:17. La segunda
parte del verso habla de una razón por la cual me debo sujetar a mi líder: “porque ellos velan por vuestras almas, como
quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría” [no groseramente
ni con autoritarismo].
La tercera
cita es de 1 Pedro 5:5 y va dirigida a los jóvenes. Esta cita es usada muy a menudo para reprender a éstos e irles
enseñando el camino de la “obediencia” irreflexiva. De lo que nunca se habla es
que estos líderes, ancianos, pastores, deben mostrar integridad para que sean objeto de respeto y sujeción por parte de
los jóvenes. Los versos 3 y 4 hablan de que los ancianos “deben cuidar la grey, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancias
deshonestas, sino con ánimo pronto; NO COMO TENIENDO SEÑORIO de los que están a
vuestro cuidado, sino SIENDO EJEMPLO de la grey”.
Como se ve,
existen dos partes del argumento aquí: obedecer (como ya se ha descrito arriba,
y sujetarse). Esta es la parte que les gusta a los abusivos. Pero para que la
primera parte se lleve a cabo, lo cual
es perfectamente bíblico y no se objeta de ningún modo, es necesario
cumplir con una condición de honestidad, trabajo, comprensión, y sobre todo, de
humildad para estar al mismo nivel y no arriba de los demás; esta segunda parte
es omitida por la casi totalidad de quienes viven bajo un sistema abusivo.
Reglas no Habladas
Si el llamado a la “obediencia” no
funciona, existen entonces un montón de reglas (no bíblicas por supuesto) que
los líderes de un sistema abusivo tienen y guardan debajo de la manga para
aplicarla cuando algún miembro se les ponga “rebelde”, o simplemente comience a
mostrar desacuerdo con lo que el pastor y/o los líderes piensan y enseñan. Estas
reglas no se publican ni están escritas. Su aplicación resulta paradójica como
absurda: “Puesto que no se escriben …tú no sabes de ellas hasta que las
rompes.”
Una de las
reglas más comunes, a la vez que aberrantes, es: “No hables del pastor o su
familia vas a salir expulsado de la iglesia, o a ser ‘disciplinado’ o removido
del cargo que tienes”. Si esto no basta, entonces se le añade: “Murmurar de un
líder de Dios te va a traer un castigo como la
lepra de Aarón y María cuando murmuraron contra Moisés”
¿Cómo un
Dios de amor y misericordia va a hacer esto a un hombre que murmuró, habló de
un hombre tan común y corriente como él mismo? ¿Puede este perfecto amor
condenar a alguien a sufrir alguna calamidad cuando lo que dice el Señor es
simplemente “Yo he venido para que tengan
vida y la tengan en abundancia”?
Otra vez,
los líderes ignoran el sentido de las palabras en la Biblia. “Murmurar”, es el
equivalente a la palabra inglesa “slander” que quiere decir “calumniar”; y
calumniar es decir algo, o testificar de algo que no es verdad. Esto no es lo
que sucede en la mayoría de los liderazgos abusivos. Para ellos un simple desacuerdo, ya es murmurar; si
alguien no está de acuerdo con que el pastor pase tanto tiempo viajando o
viendo televisión, a esto ya se considera
murmurar; si se le piden cuentas transparentes del dinero que entra a la
iglesia; eso también es murmurar. No hay nada de malo en preguntar por esto;
así es que Dios no puede “castigar” a nadie por ese hecho.
Para cubrir
todo lo incompatible de su vida cristiana con lo que la Biblia dice, el líder
se mimetiza, otra vez, con Moisés para
infundir temor en quienes lo critican. Sólo que, otra vez, lo hace sólo
parcialmente, porque ni el líder se parece en nada a Moisés ni tiene un sólo
atributo de este profeta: no habla cara
a cara con Dios (aunque él dice que sí), ni es manso como Moisés, ni es el
profeta del tamaño de Moisés. Lo peor: no sigue el ejemplo misericordioso de
Moisés; no sale y exige a Dios que sane “en
ese instante” a Aarón y María (Números 12:13). Por el contrario, cuando el
líder abusivo sabe que alguien está en
desacuerdo con él, que se le señala su
forma de “pastorear” o los malos manejos administrativos que hace del dinero, o
simplemente el pastor se siente a punto de ser descubierto en algún pecado
oculto, iracundo se sube al púlpito y
comienza a condenar a quienes “murmuran” contra él. Sintiéndose Moisés a los
ojos de Dios, emite el juicio contra el murmurador que osó “hablar” del varón y/o
de su familia.
De esta
forma, el silencio llega a ser la fortaleza donde el líder esconde todas sus
fechorías; él mismo se excluye de todo desafío y escrutinio. ¿Es esto lo que
hacía, por ejemplo, el apóstol Pablo? ¡No! Pablo se defendió con argumentos
sólidos y se abrió a la investigación frente a quienes hablaron mal de él;
jamás los condenó ni les deseó la lepra o algo similar (2 Corintios 2:12-17 y
3)
Existen
otras reglas similares que son inventadas en el momento, al vapor, con tal de alejar a los que están en
“rebeldía” contra el líder acosado; éstas son algunas de esas reglas temibles:
“Si no diezmas no puedes servir”, “Si no te casas bien, dejas de ser ujier”,
“Si no vienes los martes a la junta, ya no puedes tocar en la alabanza”; y así,
una retahíla interminable de reglas que, como es el líder quien las implanta a
su gusto, se aplican a diestra y siniestra, según se van necesitando para
eliminar los “ataques del enemigo”. Los únicos que no sufren de estas reglas
son aquellos que se quedan callados, sumisos y tolerantes. Éstos, se unen al
liderazgo abusivo aunque no estén del todo de acuerdo con ellos. Y es que los
abusivos tienen una frase mágica para hacer desaparecer toda amenaza de los
enemigos de enfrente: “Si hablas de que hay problemas en la iglesia, entonces
TU ERES EL PROBLEMA; nosotros estamos bien pues somos los “ungidos” de Dios”.
El mensaje para los que se han quedado en la iglesia es simple: “Haz lo que
ellos (los rebeldes) hicieron, y serás
expulsado como ellos”. Estas amenazas van acompañadas de sentencias nada
gratas: “¡Ah!, pero si te sales de nuestra “cobertura” te irá mal, tu familia
va a enfermar, perderás el trabajo, caerás en maldición, te vendrán días de
amargura …”
La tercera característica de las iglesias abusadoras
es el estilo rígido y legalista de sus miembros. Esta rigidez es un resultado
natural del estilo de liderazgo abusivo. Las iglesias abusadoras exigen la
devoción inquebrantable a la iglesia de sus seguidores. La lealtad a la iglesia
tiene prioridad por sobre la lealtad a Dios, la familia o cualquier otra cosa.
A menudo se presiona a los miembros a asistir a estudios
bíblicos cinco, seis o siete días a la semana. Existe un requisito para hacer
evangelismo; se debe cubrir cierta cuota de contactos, y algunas iglesias
llegan a exigir que los miembros completen tarjetas de tiempo que registran
cuántas horas han dedicado al evangelismo, etc. Se hacen programas diarios para
la persona, con lo cual está cumpliendo el ministerio de la iglesia interminablemente.
Los miembros de este tipo de iglesias frecuentemente abandonan la escuela,
dejan de trabajar o aun desatienden sus familias para hacer el trabajo exigido
por la iglesia. Hay también pautas para el vestido, las citas, las finanzas,
etc. Este tipo de detalles se consideran de gran importancia.
En iglesias como
éstas, las personas comienzan a perder su identidad personal y a actuar como
robots programados. Muchas veces, la presión y las exigencias de la iglesia
harán que el miembro tenga una crisis nerviosa o caiga en una depresión severa.
Al pensar en estas características se piensa en el Perfecto Amor: vienen a la
mente las palabras de Jesús acerca de los fariseos, que "atan cargas
pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están
dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas" (Mateo 23:4). ¡Qué
contraste con el estilo de liderazgo de Jesús, que dijo: "Vengan a mí
todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen
con mi yugo . . . Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana" (Mateo
11:28-30)!
Falta de Balance en la Enseñanza
Cuando los
abusivos sienten y ven que entre más la gente que los sigue conoce las
Escrituras o asiste a estudios bíblicos más profundos en otras iglesias, o
simplemente aprende por la Internet o mediante programas a distancia, se les va
identificando como de los que se “rebelan”; entonces los líderes optan por dos
cosas: 1) condenar enseñanzas que no se hallan dado allí, y 2) enseñar poco,
dar la enseñanza con medida, elegir a un grupo “selecto” de líderes agachones
para prepararlos como “ministros”, o simplemente cancelar toda enseñanza
(excepto la que puede ser controlada y
dicha por el pastor).
¿Qué se hace
entonces? Se sustituye la enseñanza con la emoción, manipulación de
sentimientos, predicaciones gritonas y sin contenido, reforzamiento desde el
púlpito acerca de quién es el “ungido de Dios”, prohibición de “andar pastando
en otros prados” (ir a otras iglesias), “Si quieres leer algún libro pide
permiso a tu líder”, etc. Gradualmente la enseñanza bíblica profunda se
sustituye por otros discursos seculares, planes de crecimiento, estrategias
financieras; todo, con tal que los miembros que todavía siguen al líder nunca
lleguen al fondo del asunto en conocimiento bíblico.
Para que la
“oveja” ya no ande preguntando aquí y allá si puede o no obtener más enseñanza,
el pastor se sube al púlpito y proclama desde allí que “Él es el único que
recibe revelación de Dios, y en esos momentos se la está pasando a las ovejas
tal y como Dios se la dio esa mañana; las ovejas, se les dice, deben de aceptar
esa revelación, y bastarse para el resto de la semana... O irse”.
No
estamos diciendo que no haya hombres que reciban revelación y Palabra de parte
de Dios; sí los hay, están sentados en las bancas de la iglesia, maestras
cuidando a los niños, ujieres que recogen ofrendas, hombres que barren y
friegan el piso para que mantener limpio el templo. Por lo menos eso es lo que
la Biblia dice. Sí, sí existe la revelación de Dios al hombre, pero sin
discriminación ni selecciones absurdas como pretenden hacernos creer el equipo
de los “ungidos”. Ahora bien, esta revelación se sabe que es de Dios cuando se
predica y habla, porque simplemente no trata de controlar, manipular, condenar,
herir, lastimar.
Una cuarta característica de las iglesias
abusadoras es el hábito de estar constantemente cambiando el nombre de la
iglesia o misiones. A menudo, un cambio de nombre es en respuesta a publicidad
desfavorable en los medios. Algunas iglesias abusivas han cambiado su nombre
varias veces en el transcurso de unos pocos años.
Si usted está en una iglesia de este tipo, que ha cambiado
de nombre varias veces debido a la mala publicidad, o si siente la presión
incesante de vivir de acuerdo con sus exigencias, probablemente sea tiempo de
evaluar cuidadosamente el ministerio de la iglesia y su participación en ella.
La paranoia y
ostracismo ministerial
Donde quiera
que haya una iglesia o familia abusivas, habrá un sentido (hablado o no
hablado) de que “Los otros no entienden quiénes somos, por lo tanto no les
permitimos nos critiquen o persigan”. La paranoia se conoce simplemente como
“delirio de persecución”. Esto se expresa dentro del núcleo del sistema abusivo
con frases como: “Gente mala, peligrosa y nada espiritual trata de destruir
nuestro ministerio”. Cuando surge un problema en la iglesia de desacuerdo o
posible división, sus líderes no son capaces de voltear a ver qué es lo que
falló en el liderazgo que ellos mismos ejercen; por el contrario,
inmediatamente miran hacia afuera y buscan un culpable o culpables. Ellos están
bien, el enemigo (es decir, Satanás personificado en quienes los confrontan)
los está atacando.
Lo otro resulta
más lamentable aún. Si uno de los miembros del grupo abusivo supremo (pastor y
familia) cometen un error, caen en pecado, deben algo de dinero, o simplemente
tienen “rebeldías” dentro de su misma ostra familiar, inmediatamente se cubren
los unos a los otros. Que la gente no sepa lo que pasa aquí en la familia.
Cuando algunos de los líderes más cercanos a esta suerte de familia Corleone,
se da cuenta del asunto, el pastor inmediatamente lo instruye a que no corra la
voz, que se calle; eso se queda, por lealtad al pastor (al hombre, no a Dios) entre familia.
Lo peor
ocurre inmediatamente después. Si el líder duda acerca de hacer saber lo que
pasa en el nicho del pastor, entonces éste le pide que recuerde que él, el
pastor, está directamente en comunicación
con Dios, es su mensajero, su “ungido”. Y entonces viene una frase letal,
anti-bíblica, ridícula, y risible: el pastor afirma: “Imagina, si la iglesia,
la congregación sabe del problema “¿Qué van a pensar esa gente acerca de Dios?”
(¡!!!!)
Es decir, el
pastor echa la culpa de su reputación a Dios. No quiere que la gente se
decepcione de él, pues piensa que si se decepcionan de él, muchos se
decepcionarán también de ¡Dios!!!! Con eso espanta el pastor al pobre
subalterno. Hágame usted el favor.
A medida que
la vida espiritual de la familia abusiva se deteriora, menos comunicación tiene
con el resto de la congregación. El pastor se esconde, finge que prepara mil y
una cosas, pero nunca entrega resultados.
Lo
más absurdo. Si de repente se llega a invitar a algún predicador foráneo a
exponer la Palabra, y éste comienza a hablar con la Biblia en la mano acerca de
todos los puntos tratados en este estudio, los líderes de esa iglesia
¡aceptarán el mensaje! Lo bueno no es que lo acepten con gritos de ¡Amén, Aleluya!,
asintiendo con la cabeza y dando Glorias a Dios, sino que, dada la conciencia
cicatrizada de los abusivos, piensan en todo, menos que el mensaje fue para
ellos: !Creen que la predicación que
reprueba sus prácticas es para el resto de la congregación y no para ellos! El
sentido de “ungidos” que ellos mismos se han dado, les impide ver su propio
pecado. Para ellos ya no hay palabra alguna que les venga; ya toda palabra ha
sido superada por ellos, quienes se encuentran en la mera punta de la pirámide,
como Moisés, hablando cara a cara con Dios.
Consideremos ahora la quinta característica: las
iglesias abusadoras suelen desaprobar a todas las demás iglesias cristianas. Se
consideran una elite espiritual. Sienten que ellas solas tienen la verdad, y
todas las demás iglesias se han corrompido. Por lo tanto, no se asocian con las
demás iglesias cristianas. Estas iglesias suelen referirse a ellas mismas con
nombres especiales tanto como ridículos:
"el rebaño sagrado", "el remanente fiel" o "el
ejército de Dios del final de los tiempos". Hay, también, un sentido de orgullo porque los miembros
sienten que tienen una relación especial con Dios y con su movimiento en todo
el mundo, o en el país o en la colonia. En su libro Churches That Abuse, el
Dr. Ron Enroth cita a un ex miembro de uno de estos grupos que dice:
"Si bien no lo decíamos abiertamente, en el fondo
de nuestro corazón realmente sentíamos que no había un lugar en el mundo como
nuestra asamblea. Pensábamos que el resto del cristianismo estaba de
recreo".
La Biblia deja en claro que no hay grupos o iglesias
que son una elite espiritual. Efesios 4:3-6 dice: "Esfuércense por
mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo
y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un
solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos".
La iglesia cristiana universal está
unida por el mismo Dios, el mismo Espíritu Santo y las creencias fundamentales
de la Biblia, que incluyen cosas como la trinidad, la autoridad de la Biblia,
la muerte y resurrección de Jesús, la deidad de Cristo, la justificación solo
por la fe, etc. En estas verdades fundamentales, estamos unidos. Una iglesia que
considera que es una elite y no se relaciona con otras iglesias no está
motivada por el espíritu de Dios sino por el orgullo divisivo.
Ya nos habíamos referido a la paranoia que muchos líderes abusivos poseen. Esta característica es consecuencia natural de la anterior. Como las iglesias abusadoras se consideran una elite, esperan persecución del mundo y aun se nutren de esto. La crítica a la que son sometidas por sus métodos abusivos y evidente falta de fundamento bíblico, les sirven a estas iglesias –no como una forma de reflexión y cordura¾ sino ¡como evidencia de que son la verdadera iglesia, perseguida por Satanás!... ¡Hágame Usted el favor!. Sin embargo, la persecución recibida por iglesias abusadoras es diferente de la persecución que recibió Jesús y los apóstoles.
Jesús y los apóstoles fueron perseguidos por predicar la
verdad. Las iglesias abusadoras atraen gran parte de su prensa negativa por sus
propias acciones. Sin embargo, toda crítica recibida, independientemente de su
origen -cristiano o secular- siempre se considera como un ataque de Satanás,
aun cuando las críticas estén basadas en la Biblia. Esto hace que sea difícil
testificar a una persona de una iglesia de este tipo, porque verá su intento
por compartir el evangelio con ella como persecución. En pocas palabras: toda
oposición a sus prácticas nefastas, las ven como persecución.
Absurdamente, una de las características del Abuso Espiritual
es que la salida de éste es un proceso doloroso y difícil. Los miembros de
muchas de estas iglesias temen salir por la intimidación, presión y amenazas de
juicio divino. A veces, los creyentes que dejan estos ministerios son acosados
y perseguidos por líderes de la iglesia. La mayor parte del tiempo, los que
deciden abandonar son ridiculizados y humillados públicamente ante la iglesia,
y se les dice a los miembros que no tengan ninguna relación con ningún ex
miembro. Esta práctica se llama evitación.
Muchas personas que dejan iglesias abusadoras, debido a la
intimidación y el lavado de cerebro llegan a sentir que han dejado a Dios
mismo. Ninguno de sus anteriores compañeros quiere tener comunión con ellos, y
se sienten aislados, abusados y temerosos del mundo. Un ex miembro de un
ministerio universitario específico dijo: "Si uno se va sin la aprobación
del liderazgo, recibe condena y culpa. Mi pastor me dijo que pensaba que era
satánico que yo me fuera y se preguntó si yo podría continuar mi experiencia de
salvación".
Algunas
Características de los grupos abusivos
1. Una actitud de superioridad: “nuestra
iglesia es mejor que cualquier otra”.
2. Falta de tolerancia en los desacuerdos con
el liderazgo; se suprime la forma de pensar que difiera de los líderes y, más
aún, del pastor.
3. Agendas escondidas, como una forma deliberada
de tomar decisiones “en el momento”, es decir, cuando alguno de los miembros se
muestra en “rebeldía” o se sospecha que cuestiona la conducta del pastor y/o su
familia.
4. Imposición de creencias en el sentido de que
la desobediencia a lo que el pastor dice (y que no trata en absoluto de manera
bíblica), es pecado, cuando en realidad no lo es. Una vez que el discípulo ha
sido convencido por su líder que la desobediencia es algo pecaminoso, el
discípulo tomará control de sí mismo y de su propia voluntad para seguir las
sugerencias de su discipulador, con el propósito de evitar la culpa. Ejemplo:
“si te sales de esta iglesia, estás en desobediencia a tu pastor, y caerás en
maldición…”; resultado: el miembro sigue allí aunque se sienta más que a
disgusto.
5. Los
sentimientos del discípulo llegan a ser
esclavos de los consejos del líder o discipulador.
6. La
información que el grupo define como negativa, en lo que concierne a los
líderes, es suprimida haciendo a un lado de sus funciones como miembro, al
discípulo que se atreve a hablar. Esta humillación es frecuentemente realizada
mediante modelos o estándares de conducta no bíblicos que causan en el
discípulo culpa y vergüenza. Por ejemplo, si el que habla “negativamente” tiene
un puesto de maestro de niños, y falta un domingo a la iglesia por causa de su
trabajo (un otra razón); ese es un pretexto “razonable” para hacerle ver que
“ha fallado a Dios” y que se le va a “disciplinar”, sentándolo algunos
domingos… Esto, naturalmente, se hace con el propósito de hacerlo a un lado, se
desanime y se vaya de la iglesia.
7. Los
grupos abusivos usualmente mantienen un significado adicional de lo que quieren
decir con “obediencia” y “sumisión”. Estas palabras jamás van a expresar
exactamente lo que el pastor desea decir con esto; en el momento menos
esperado, el líder añadirá, a su criterio, un nuevo significado a esas
palabras, según le convenga o sirva para salir de algún enredo.
8. Los
grupos abusivos le dan poco valor a la defensa que de ellos mismos hacen los
discípulos, mediante la distorsión de conceptos altamente importantes de
compromiso y verdad. Naturalmente, estos conceptos son distorsionados por los
líderes, dándoles un significado que la Biblia no se permite. Ejemplo: “Cuídate
de contradecir al pastor… es tu palabra contra la de él, y recuerda que él es
el “ungido” a través del cual Dios trae bendición para ti y tu familia”.
Los grupos
abusivos pueden:
1. Hacerte sentir lejano a la familia (pregunta a
tu familia si ellos sienten que te has alejado de ellos emocionalmente, porque
tú, por ti mismo, no estás en posibilidad de ver esto.
2. Causar que tus decisiones espontáneas
disminuyan, pues ahora quieres verificar con tu líder primero.
3. Causar que abandones tus antiguos pasatiempos
y amigos (los sanos, claro)
4. Causar la interferencia de planes familiares
normales, por estar pensando en qué dirá tu líder con respecto a la decisión
que puedan tomar tu y tu familia.
5. Aceptarlos consejos de tu líder tan
rápidamente que alguien perciba que estás indebidamente influenciado o
controlado.
6. Hacerte creer de manera sutil que la obediencia
y sumisión a un ser humano cualquiera, es signo de crecimiento espiritual, aún
cuando tú no te sientas bien.
7. Crear culpa y vergüenza innecesarios
cuando tus deseos no coinciden con los de tus líderes, y tu personalidad real
se suprime. Esto provoca que pierdas tu iniciativa personal, tengas problemas
emocionales serios, depresiones profundas; todo debido a que tu discipulador te
ha indicado que, al no coincidir con él, estás faltando a la voluntad de Dios.
Lecturas
Recomendadas
Iglesias
Abusadoras, Pat Zukeran, Probe Ministries, Trad. Alejandro Field
The Subtle Power of Spiritual Abuse, by David Johnson & Jeff VanVonderen.
Toxic Faith, by Stephen Arterburn & Jack Felton.
Healing Spiritual Abuse, by Ken Blue.
Churches that Abuse, by Ronald Enroth.
Recovering from Churches that Abuse,
by Ronald Enroth.
The Performance Illusion, by Chap
Twisted Scriptures by Mary Alice Chrnalogar.
Healing for Damaged Emotions, by David A. Seamands.
Recovery from Spiritual Abuse, by Dale & Juanita Ryan.
Damaged Disciples, by Ron & Vicki Burks. Zondervan,