Ayer
has dicho lo nunca escrito antes, tanto
que tal
canto aún resbala sobre mi oído
a esta
hora de la madrugada,
en que
trato de cubrir a tinta lo escrito por ti de día,
lo pensado
por ti a voz callada…
Trato
de escribir en lo oscuro, trato de escribir:
“Te amo”
Alegre
de ti, derramar de azul mi tinta donde las
sombras lean
Pero
aguardaré al mañana
Hoy sólo
quiero que todos se enteren,
que me
miren pasear de un lado a otro de la estancia
y vengan a esta hora de la noche
(cuando
en el puerto los mástiles se llenan de poesía)
y pregunten ¿qué es lo que te pasa?
Y sólo contestar a secretos: “Es que el
viento
canta
entre las alas de los pájaros”
Mas,
en el fondo de mí mismo,
saber
que es otra la razón del alma:
decir
tu nombre en el silencio de la noche,
quitar
de mi corazón la mordaza
y repetir
a todos que, si ven que las estrellas
humean
entre mis dedos,
es porque
estoy seguro que mañana ni nunca
olvidaré
tus palabras hechas de llama y fuego:
y que
al final de esta canción que silbo al aire,
alguien doblará los años y tú caerás en mis brazos
Pero
la madrugada dura lo que dura el ansia
Lo que
dilata uno de esos silencios que a veces muere
y lo mata a uno de contento
Dime
¿qué haces a esta hora en la que yo no duermo
y sólo
espío la bóveda del cielo para ver si ya amanece?
¿Qué
sueña la mujer más hermosa del mundo a instantes en los que uno trata
de no morir de amor por ella?
Parece
(cuando miro al filo de la estrella)
que amarte
será mi fin sagrado...
Que el
desesperar trae más amor:
Que yo que no sabía lo que era el ser amado,
y
ahora lo sé, porque no duermo esta noche
****
Es hora
de sentarse a escribir de nuevo
Tener
de frente este papel que habla de un cariño
que no puedes (o no quieres) definirlo
Ya el
día empuja y quiero sentir la verdad, porque
¿Te preguntas
tú qué me pregunto yo a solas y entre
mis libros?
¿Imaginas
acaso lo que uno puede sentir cuando lee y
re-lee
lo que has escrito?
¿Quién
va a costear mi amor si yo muero de amores?
¿Quién será tan amigo que venga
y diga “no sueñes tanto?”
¿Quién, en medio de esta pasión
furiosa y cerca de las cuatro de la mañana,
se pondrá
a cantar conmigo y dirá “No lo haces tan mal, compañero...”?
¡Y todo
por un párrafo tuyo que
me hace
feliz sin estar ebrio!
¡Todo
por este ramo de violetas que han sido tus palabras
y que
yo he tomado muy en serio, sin darte nada a cambio!
…
He
aquí una tímida luz, una luz engañosa que se filtra
en silencio
y pega en el suelo como el grano a su simiente
¿Y si
miente?
¿Si no
es la luz que yo espero y es sólo una más de
entre las todas?
¿Me mirarán los borrachos de la esquina
hecho
un cobarde mordiendo la estrella de la tarde?
Sea como
sea, el amanecer se acerca con ráfagas
desoladas
A la
espera del otro día, tal vez me estalle el cuerpo todo,
pues
lo que nunca esperé me ha llegado de repente:
la mujer
única que eres, la orquídea jamás besada,
el alabastro
que mis manos cuidan
con amor exagerado, la sonrisa de perfil inquieto
que
hace morir al otro de locura…
A mí
sólo me queda abrirme al tacto de tu cuerpo deslumbrante,
perderme
en tu carne amadísima,
como
el barco se extravía entre la niebla
y termina
sus días sobre la isla de tu cuerpo:
a la
espera de jamás ser rescatado
****
He aquí el sol que uno esperaba,
bañado
de espuma y tallado por los arrecifes
(tibio
y marino entre los párpados)
Seguro
de ser la luz, no que uno requiere para escribir poemas,
sino
para convertirla en canción y hacerla estallar en tus oídos
…Si
acaso, recordar aquello que decía Santa Teresa:
No debes
hablar con las mujeres, sino con los ángeles
y saber que yo tengo un ángel que aún duerme
sin saber todavía el amor que le ha explotado entre
los ojos…
Éste
es, pues, el sol que uno esperaba
el del
otro día que deja a rezago el pasado y el presente
y arroja
sólo como reliquia el amor inmenso que te guardo:
Ayer
era yo un ser absurdo y sin alegría,
hoy ―que
es un lunes de abril abierto al aire―
recuerdo que de pronto amo la vida junto contigo,
porque mi cuerpo y toda
la calle huelen
a tu presencia escondida en una sola página
El sol
del otro día trae entre sus llamas el ardor que
siempre he esperado
Puedes
sentirlo como yo puedo, y lo gozo…
es por eso que me entiendes:
mujer
ángel, lumbre de la mañana, sol del otro día y
pasión de mis sentidos…
¿Será
que seguiremos con la mirada más allá del día
sin doctrina ni sombra ni demonio?
¿Serás capaz, mujer irrepetible, de hacer durar el sol
y escribir en él otro mañana para el poeta?
Yo sólo
dormiré para soñar contigo
(sin tomarme en cuenta
a mí mismo)
Tal vez, así logre yo descifrar
de golpe
el sentido exacto
que tiene
el esperar
el mismo
sol
dentro
de tus labios…
Esperarte
a ti con el corazón abierto,
y ese
tizón de luz que eres tú
dormida
y callada
a la
espera del día
siguiente…